Sempiterno II: Inmarcesible

1. Estás cada día más guapa

[Segunda parte de Sempiterno]

-------

Inmarcesible: adj. Que no se puede marchitar.

-------

AmeliaLedesma Hoy hace 6 meses que mi mujer me dio la gran noticia de que, tras varios intentos, por fin, estaba embarazada de un mes. Cuando pensaba que no podía enamorarme más de ella, va y se despierta así de guapa, demostrándome que el embarazo le sienta de maravilla (real que le he sacado la foto de extranjis minutos después de que se despertara). Me va a matar cuando la vea, pero se le pasará pronto porque me quiere y yo a ella. @LuisiGS, mi amor, eres una diosa.

Después de escribir el pie de foto, Amelia le dio a compartir, dejó el móvil sobre la mesilla de noche y se recostó de nuevo sobre su almohada. Luisita estaba duchándose y Oliver y Carla aún dormían. La morena decidió ir a la cocina y prepararse un café. Pensó en preparar el desayuno, pero cambió de idea, ya que, al ser sábado, no pensaba despertar a los niños hasta que estos no lo hicieran por sí solos.

Entonces, escuchó que Carla llamaba desde su habitación y fue corriendo para evitar que la pequeña copia de Luisita no despertara a su hermano. Al llegar, se encontró a su hija de dos años en pie en la cuna, frotándose los ojos. La morena la cogió entre sus brazos de manera que la niña pudiera dormirse otra vez, lo que no tardó en hacer. Amelia la dejó gentilmente de nuevo en la cuna y volvió a la cocina.

–Así que me has sacado esta foto a traición, ¿eh? –Luisita acababa de llegar a la cocina y levantó su móvil, enseñando la pantalla. Tenía Instagram abierto por la publicación que Amelia acababa de hacer.

–Totalmente, ¿para qué esconderme? Si es que lo reconozco en la propia publicación –respondió la morena con naturalidad.

–Ya lo he visto, sí. Ahí, reconociéndolo sin ningún pudor, claro que sí –Luisita se hizo la ofendida, pero Amelia tenía claro que era todo fachada.

–Por supuesto, ¿tú has visto lo preciosa que sales? Mírala bien –insistió enseñándole a Luisi su propio móvil.

–¿Qué dices? De preciosa nada, Amelia, que me acababa de despertar y para colmo estoy como una foca –Luisita hizo pucheros y la morena rio, sabiendo que su mujer buscaba que la adulara. El rango de humor de Luisita embarazada iba de sensiblera a la que le gustaba que la mimaran y agasajaran, a impulsiva, atrevida y provocativa rozando lo indecente.

–Pero si estás buenísima, cariño. Y embarazada lo estás más –Amelia rodeó a Luisita con sus brazos y le borró la expresión con un beso.

Tras unas muestras más de cariño por aquí y algún que otro piropo por allá, se dispusieron a desayunar en medio de la tranquilidad que aún reinaba en la casa.

Cuando estaban recogiendo lo del desayuno, escucharon la televisión del salón encenderse. Oliver se había levantado y había puesto los dibujos, algo que solía hacer muchos fines de semana. Entonces, Luisita y Amelia se acercaron hasta allí para darle los buenos días y, fue en ese momento, cuando Carla volvió a despertarse, esta vez sin intención de volver a dormirse, por lo que Amelia fue a la habitación mientras Luisita regresó a la cocina para preparar el biberón de la pequeña y un buen desayuno para su hijo de siete años.

Tras pasar la mañana y parte de la tarde en familia, Luisita y Amelia llevaron a los niños a casa de María, donde pasarían la noche, ya que sus mamás tenían que acudir al estreno de una película. Luisita no siempre acompañaba a Amelia a eventos de ese tipo, pero a ambas les gustaba hacerlo siempre que Luisita no estuviera ocupada o tuviera que quedarse en casa con los niños.