Sempiterno II: Inmarcesible

9. Ya voy yo.

•Recordatorio:

Contexto de la historia: Actualidad. Luisi es jefa de cocina en un hotel. Amelia es actriz y productora de musicales.Tienen tres hijxs: Oliver, Carla y Daniela.

En el capítulo anterior: Luisita y Amelia tienen que explicarle a Oliver que NO van a divorciarse, después de que una revista sensacionalista publicara conjeturas sin fundamento tras sacarles unas fotos durante la cita en moto.

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–Amelia, es que de verdad... Yo puedo soportar que las revistas se inventen sobre nosotras lo que se les antoje, pero cuando afecta a nuestros hijos... ¡Es que no lo puedo consentir, caramba! –Luisita estaba inquieta, moviéndose por el dormitorio, mientras Amelia la miraba desde su posición sentada en la butaca que tenían a los pies de la cama que compartían.

–¿Y qué quieres que hagamos Luisita? ¿Denunciarles? –Amelia no lo había dicho como sugerencia, ni mucho menos. Esperaba que su mujer se diera cuenta de que, en realidad, era inútil enfadarse, pero no tardó en comprobar que Luisita, efectivamente, se lo había tomado como una idea a llevar a cabo.

–Pues tal vez deberíamos, Amelia.

–No lo dices en serio, cariño.

–Lo digo muy en serio, vamos que si lo digo en serio –Luisita detuvo su agitado paseo y se paró delante de Amelia al tiempo que posaba sus manos en la cintura–. Vamos a denunciarles –añadió decidida. Amelia levantó las cejas.

–Cariño, a ver, respira hondo un momento y piensa –sugirió estirando los brazos para coger las manos de su mujer y quitárselas de la cintura–. Podríamos convertir la situación en algo mucho peor, todo ese proceso no sería bueno para los niños. Además, creo que Oliver ha entendido muy bien, para su edad, todo lo que le hemos explicado, ¿no crees?

–La verdad es que siempre ha sido un niño muy inteligente –admitió Luisita algo más calmada.

–Sí, creo que no debemos preocuparnos tanto.

–Está bien –Luisita relajó la postura–. No denunciaremos entonces, pero tenemos que hacer algo, Amelia.

–Si algo se nos ha dado bien desde el principio de nuestra relación es controlar nuestra verdad usando las redes sociales –manifestó Amelia recordando cómo lo habían solucionado las primeras veces–. Tú me lo enseñaste, recuerda que nuestra primera publicación juntas en Instagram fue idea tuya para desmentir que estuviéramos juntas.

–Es verdad... Y míranos ahora, casadas y con tres hijos –ambas rieron ante lo absurdo que había sido creer que eran sólo amigas cuando, en el fondo, ambas sabían que sería inevitable que llegaran a convertirse en algo más–. Propongo algo diferente a lo que hemos hecho antes en casos así ,–intervino de nuevo la rubia una vez dejaron de reír.

–Soy toda oídos –dijo Amelia al tiempo que tiraba suavemente de los brazos de Luisita para hacer que se sentara en su regazo, ésta accedió inmediatamente, sin pensárselo dos veces.

–En lugar de hacer ahora mismo una publicación en la que parezca que estamos fingiendo estar bien, simplemente volvamos a ser un poco más activas en Instagram –la vida con obligaciones familiares y laborales implicaba haber reducido notablemente el tiempo libre y eso no sólo se notaba en los pocos momentos de intimidad en la pareja, sino en el tiempo dedicado a su vida social, ya fuese en el mundo real o en el digital–. Publiquemos cosas cotidianas que muestren que somos una familia más. Una pareja más, con sus cosas, pero que se quiere como el primer día.