El asesino inglés James Shane es un experto en el arte de pasar desapercibido, así que sortea a los guardias españoles con gran facilidad. Llega hasta la entrada principal de la mansión sin ser visto, a las afueras de la entrada principal se encuentra sorpresivamente la señorita Annabel, pero entre ellos se interponen dos guardias. James camina suavemente hacia la salida con inocencia.
- Nadie puede salir señor. - dice muy educadamente uno de los guardias mientras pone una mano delante señalando que se detenga, el guardia parece bastante joven.
- Mi esposa me espera allí fuera. - dice James mientras señala a Annabel.
- Lo siento señor, son las órdenes. - responde el joven.
- Me han dejado pasar, por eso estoy aquí. Conozco a tu superior, está allí dentro con el sospechoso. - dice James convincente y con aire de importante.
- Lo siento señor, no lo sabía, pase. - se disculpa el guardia y lo deja pasar.
James se reúne con su amiga Anne luego de bajar las escaleras y comienzan a caminar hacia la salida.
- ¿Quiénes son esos que van por allí? - pregunta el guardia del salón, que acaba de llegar a la entrada de la mansión.
- Él dijo que usted... - se queda pensativo el joven guardia de la entrada. - ¡Atrápenlos! - grita de repente.
- ¡Tras ellos! - ordena el oficial.
- ¡Corre! - le dice James a Annabel.
Los asesinos doblan la esquina de la gran mansión a toda pastilla y se dirigen rumbo al puerto para zarpar en su barco, pero hay una buena distancia que recorrer y tienen compañía detrás de ellos. Las calles no tienen casi iluminación y están totalmente desiertas, lo que hace más fácil el escape.
El corsario y su amiga corren por las calles de San Juan ignorando los gritos de "¡Alto!" de los guardias españoles que les persiguen.
- En algún momento nos alcanzarán, estarán cerca del barco y tendremos problemas. - le dice Annabel a James con preocupación.
- No te preocupes. Tengo todo arreglado. - sonríe James maliciosamente.
Justo en ese momento empieza a sonar la campana del fuerte militar cercano al puerto y también comienzan a encenderse varias luces en la ciudad.
- Un poco más rápido Salamandra... - apura James a Annabel.
Solo falta un giro de esquina más para llegar a la entrada del puerto y los guardias españoles no se han dado por vencidos a pesar de que los asesinos le sacan ventaja. Al doblar la esquina, están bloqueando la calle unos diez hombres con mosquetes...
- ¡Corra capitán! - grita el oficial Henry.
Los diez hombres que bloquean la calle son de la tripulación de "El Halcón". Akin, el oficial Henry, el contramaestre Arthur y otros apuntan hacia el final de la calle mientras el capitán y su amiga atraviesan la línea que forman los mosqueteros.
- ¡Henry! ¡Ven conmigo! ¡Rápido! - le dice James a su segundo al mando.
- ¡Estoy contigo capitán! - le responde Henry mientras se pone de pie para seguirle.
- ¡Annabel! ¡Entra al barco y ordena que estamos a punto de zarpar! - le dice James a la chica.
Los guardias españoles llegan corriendo por la esquina por la que acaban de pasar...
- ¡¡¡FUEGO!!! - grita el viejo Arthur.
Los hombres del capitán Shane disparan sus mosquetes, los disparos resuenan muy alto en la noche y sumando las campanas, el alboroto y los gritos, la huída es un total revuelo. Varios guardias españoles son alcanzados por los disparos mientras los demás buscan cobertura.
Annabel sube la escalerilla del barco y da la orden de James a la tripulación. En tanto, el capitán y su primer oficial llegan hasta donde están los guardias de Almancio Díaz protegiendo el cofre con el oro.
- "Tabaco rojo". Esa es la palabra clave. - le dice James apresuradamente a los guardias.
Los guardias tienen sus mosquetes en las manos y se aferran a ellos como si no tuvieran nada más. La algarabía que hay en el ambiente los tiene confundidos y no tienen dudas de que tiene algo que ver con James y sus hombres. Por tanto están en shock y no parecen saber que hacer.
- ¡Leave or die... now! - les dice James, quien en un pestañazo ha sacado dos pistolas y les apunta a ambos a la cabeza.
Difícilmente los dos guardias hayan entendido el perfecto inglés de James, pero sin duda han entendido el lenguaje internacional y se largan sin pensarlo dos veces.
- Vamos Henry, ayúdame con esto.
James y Henry llevan el cofre hasta la cubierta del barco con algo de trabajo pues es bastante pesado. James hace señas a Arthur para que él y sus hombres se replieguen al barco y puedan zarpar por fin.
En unos momentos, la tripulación del barco está íntegramente dentro de este y están listos para zarpar. Los hombres del corsario responden fuertemente a los pocos disparos de los españoles en pie pero poco a poco comienzan a aparecer considerables grupos de estos.
- ¡Elevad las anclas! - ordena el capitán.
La ciudad parece estar despierta en su totalidad y los españoles comienzan a subir a sus barcos cazadores, una maniobra muy inteligente, no quieren dejar escapar al asesino ni darle ni la más mínima ventaja.
- ¡James! ¡Están subiendo a sus barcos! - le advierte Annabel al capitán James Shane.
- Te dije que todo está arreglado pequeña...
Una explosión inmensa ilumina la noche y es seguida de otras dos de igual intensidad. Los tres barcos militares que estaban anclados en el puerto son destruidos llenando la noche de una fuerte luz naranja debido a las llamas.
- Cortesía de la casa, pequeña Salamandra... - sonríe James mientras su barco comienza a moverse en dirección a las afueras de la bahía.
ESTÁS LEYENDO
El Corsario Sombrío
AventuraEl corsario corre entre las llamas de su amado barco... ¿Su objetivo? Atravesar con su espada el corazón de su archienemigo, quien mantiene secuestrada a su amante y asesino de su mejor amiga. Será el capitán Shane "El Halcón", capaz de lograrlo?