¡Salta!

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Gracias a la distracción creada por Annabel, ambos amigos se encuentran saliendo por la puerta de la parte trasera del cuartel, no sin antes derribar a los dos guardias que estaban allí con dos disparos de pistola, uno de James y otro de Anne.


La distracción era solo eso, así que los soldados enemigos reaccionan y comienzan la persecución. Las calles llenas de gente y los obstáculos favorecen de cierta forma a los dos asesinos en fuga, pero por cada calle que pasan se suman mas guardias portugueses a la persecución. En una intersección se topan de frente con cuatro guardias que no podrán sortear.


- De rutina, pequeña... - le dice James a Anne.


Anne toma su espada con su mano zurda, es un estoque muy fino. Sin embargo James se da cuenta de que su espada está ligeramente mellada y doblada, por tanto, la tira a un lado.


- ¿Qué pasa? - pregunta preocupada Anne.


- La arruiné al romper el candado. Lo haré a la antigua. - dice James.


James bloquea un ataque desde arriba juntando sus hojas ocultas de acero y luego da una patada en el pecho a su atacante alejándolo de él mientras que Anne atraviesa la garganta de un guardia que se ha lanzado contra ella sin prever el movimiento anticipado de la chica. Espalda con espalda luchan los jóvenes y en menos de diez segundos terminan con sus enemigos, para ellos el luchar juntos hábilmente es tan fácil cómo lo es para un pez nadar en su agua. Los enemigos les pisan los talones pero esta intrépida pareja les lleva un paso por delante en todo sentido, esquivan disparos, cierran el paso tirando obstáculos en el camino, toman rutas inesperadas e inaccesibles para los guardias como lo son los tejados, estrechas callejuelas, incluso pasan por encima de coches, carretas y a veces suben por las paredes de pequeños edificios y sus balcones.


Después de mucho correr llegan a un claro donde se separa el límite de la ciudad de la zona rural.


- ¿Qué haces? No es por aquí. - le dice extrañada Anne al capitán James.


- Tengo un "plan B", pequeña salamandra. - sonríe James.


- ¿Seguro? - pregunta temerosa Anne pues aún le siguen los soldados.


- O al menos eso espero. - dice James en tono preocupado- ¡Corre! - grita.


Atraviesan un pequeño bosque que termina en un acantilado que da a la costa. Al llegar al final del camino miran hacia abajo y allí está el barco de James. El sol está saliendo trayendo consigo la primera luz del día.


- No, está muy alto. - niega con la cabeza Anne poniendo cara de susto.


- Vamos, no hay otra opción, ya se acercan. - le dice James.


- No lo sé...


Ya los guardias se ven saliendo de entre los árboles y es el momento...


- ¡Salta! - dice James a Anne tomándola de la mano.


Toman carrerilla y saltan justo desde el borde del barranco...


James y Annabel caen despacio de forma vertical al oscuro mar, justo al lado del navío con todos los tripulantes de este mirándolos expectantes. Henry, Akin y Arthur están justo del lado en que cayeron los jóvenes.


En poco tiempo emergen James y Anne y comienzan a nadar hacia el barco.


- ¿Ven? Os lo dije. Exactamente en el lugar que previó. - se jacta Henry ante sus compañeros.

El Corsario SombríoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora