18

4.2K 797 193
                                    

YoonGi se quedó en silencio observando esa bella rosa cuando en sus adentros recordaba vagamente la conversación que había mantenido con el rey ese día que se había sentido mal

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

YoonGi se quedó en silencio observando esa bella rosa cuando en sus adentros recordaba vagamente la conversación que había mantenido con el rey ese día que se había sentido mal. El pálido se tuvo que aguantar unas cuántas horas escuchando relatos sobre la juventud de su padre, escuchando cursilerías o una que otra cosa que sí fueron del interés del príncipe, cosas sobre la difícil relación que llevaban a los ojos de los demás individuos, cómo la mesa redonda de la realeza minimizaban sus opiniones solo por la atrocidad que ellos habían hecho al unirse siendo varones y a pesar de todas las cosas malas que mencionó una enorme sonrisa adornaba su bello rostro. "—El miedo por lo desconocido me hizo retroceder, pero cada que miraba su rostro me había caminar a él inconscientemente, todo el miedo desapareció mientras estuviera a mi lado.—" Palabras dichas por el mayor que hicieron sentir a YoonGi algo en su interior y era extraño para él, tomando en cuenta que no era la primera vez escuchando esos relatos pero fue la primera vez que sintió algo en su corazón. Suspiro pesadamente desviando su mirada a donde el pequeño Yeonjun bailaba para las flores mientras que les cantaba, algo demasiado infantil.

—Mocoso.— Gruñó recordando cómo hace unas horas JiMin se había burlado de él echándole en cara unos posibles celos que YoonGi negó rotundamente. Escuchó movimiento a sus espaldas por lo que se giró, dos chicas acomodaban una pequeña mesa de té con postres mientras que JiMin observaba todo con una sonrisa. Su mirada viajó de arriba a bajo en la vestimenta de las sirvientas, preguntándose porque antes insistía bastante en mantener relaciones sexuales con ellas, ahora no le interesaba en lo más mínimo el siquiera coquetearles.

—Ven y hazme compañía príncipe Kim.— El perfecto hombre le llamo al quedarse a solas en aquel espacio, YoonGi no se hizo del rogar tomando asiento en la pequeña mesa y observando todo lo que había en ella preguntándose porqué JiMin había pedido que organizaran todo eso siendo que él no era tan fanático de los pastelitos y JiMin no era tan fanático del té.

—Dijiste que querías hablar sobre algo. ¿Sobre qué quieres hablar?— La curiosidad y desesperación de YoonGi por saber la causa de todo lo que tenían sobre la mesa causaron una pequeña sonrisa en JiMin. —Sonríes mucho.—

—Siempre que estoy contigo me es imposible no sonreír.— Simples palabras, esas simples palabras hicieron a YoonGi removerse algo nervioso y tímido. Algo demasiado raro en él. JiMin lo analizó detenidamente deleitándose por ese pequeño pero casi inexistente rubor en sus mejillas, el príncipe de Daegu se llevó la taza de té sobre sus labios suspirando encantado por el agradable sabor y en cierta forma aquello relajó sus músculos. Park al ver que no respondería decidió hablar nuevamente aunque en realidad no tuviera un motivo exacto por el cuál conversar. —¿Qué piensas de mis padres?— Por esa ocasión prefirió mencionarlos de esa forma en vez de "los reyes de Busan".

—El rey es un imbécil que quiere ver y escuchar lo que le complazca, la reina es un títere a su lado.— YoonGi casi escupió aquellas palabras con algo de molestia. —Sé que la decisión del rey sobre sale más que el de la reina, pero tu madre se deja manipular demasiado por las decisiones del rey.— El pálido dejo la taza sobre la mesa y apretó sus labios entre sí al ver la expresión de JiMin. —Perdón.— Ante la disculpa el de cabellos platinados negó suavemente.

—Yo también me dejo manipular y dejo que haga conmigo lo que quiera. Son sus reglas y decisiones, no las nuestras.— Ahora fue JiMin el que tomó un tenedor para cortar un pedazo de pastelito y llevarlo a su boca degustándolo. —No debes de preocuparte por la forma en la que te expresaste de ellos.— De forma juguetona YoonGi recibió un guiño. —No les dire nada.— Se mantuvieron en silencio un momento cada uno probando lo que tenían delante de ellos, fue entonces que YoonGi pensó que sería buena idea hacerle la misma pregunta.

—¿Tú qué piensas sobre mis padres?— JiMin dejo el tenedor sobre el plato y dejo que su espalda descansara en el respaldo de la silla, una de sus manos fue a parar a su barbilla y meditó su respuesta.

—Les tengo envidia.— ¿Envidia? YoonGi hizo una expresión demasiado adorable para JiMin, dándose cuenta que trataba de entender sus palabras y darles un sentido coherente. —Tienes mucha suerte de tenerlos, son bastantes agradables y muy flexibles, demasiado diría yo.— Kim estuvo de acuerdo con eso, comparando a sus reyes con los de Busan entonces él vivía en el mejor palacio que pudiera existir.

—¿Hay otra cosa de la que quieras hablar?— JiMin ignoro la pregunta por unos segundo, tratando de cortar otro pedazo de pastel pero ahora en vez de comérselo él lo llevo cerca de la boca de YoonGi esperando que esté la abriera. El príncipe de Daegu se quedó de piedra un momento, no reaccionó a tiempo para cuando JiMin chocó suavemente el pastel con sus labios manchándolos sutilmente. Abrió la boca cuando entendió bien y se dejó alimentar. JiMin le sonrió divertido alejando el tenedor y sin medir sus acciones o pensar mucho en ello se colocó de pie para inclinarse hacia adelante y conectar sus labios con los de YoonGi limpiando cualquier rastro de pastel que pudo quedar sobre los delgados labios.

Una última vez. JiMin solo quería probar sus labios una última vez antes de partir porque sabía que ese mismo día en la noche se iría y no regresaría a ese gran palacio, esas hermosas paredes que habían sido testigos de diversos escenarios que había compartido con el pálido ya no las vería más.

Y para su pobre corazón, YoonGi correspondió su beso enseguida haciendo movimientos lentos queriendo profundizar aquel toque a uno más íntimo, uno que transmitiera lo que realmente ambos sentían. Ellos estaban enamorados pero uno no era capaz de expresarlo con palabras y el otro tenía miedo de las palabras hirientes que pudiera expresar el contrario.

Ambos eran tontos pero, ¿quién lo era más?


Ambos eran tontos pero, ¿quién lo era más?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

hola. <3

pregunta.
¿les gustan los dulces?

Educando a un príncipe ; JSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora