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No sabía cuántos días había pasado encerrado en la habitación que antes pertenecía a Park JiMin, el dueño y causante de sus múltiples sollozos y llanto

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No sabía cuántos días había pasado encerrado en la habitación que antes pertenecía a Park JiMin, el dueño y causante de sus múltiples sollozos y llanto. El apetito había desaparecido y sus ánimos habían caído al suelo. No se encontraba bien y eso era demasiado notable para cualquier persona del palacio. Su mente solamente lo torturaba haciendo que recordara el último beso que compartieron juntos y la linda sonrisa que le había regalado antes de desaparecer. Hundió su rostro en la almohada tratando de aspirar el característico olor natural de JiMin pero este ya no se encontraba más, él se había encargado de eliminarlo después de haber estado en aquellas mantas por muchos días. Sus padres iban a verlo queriendo sacarlo de la cama, pero YoonGi simplemente no quería reaccionar a ninguna de sus palabras, solamente se escondía bajo la suave tela esperando a que los mayores se desaparecieran de la habitación. YoonGi necesitaba estar solo, necesitaba que su roto corazón dejara de doler tanto. Su roto corazón...

Vagamente sabia lo que ocurría con él para que la ausencia del príncipe de Busan le doliera tanto y a pesar de no tenerlo tan claro tenía miedo de ello. Nunca se había sentido así por alguien más, nunca había experimentado el querer más de alguien, el querer sentirlo más, no estaba acostumbrado a ello y aunque era patético de su parte, le daba miedo aceptar lo que creía que sucedía. Soltando un fuerte suspiro volvió a apretar sus labios entre sí sintiendo sus ojos cristalizarse. ¿Realmente era digno de tener esos sentimientos por alguien más a pesar del sufrimiento que él causó a otras personas?

—Cariño.— La voz de su padre SeokJin se dejó escuchar para posteriormente abrir la puerta dejándose ver. Sin esperar algún tipo de permiso se adentró al lugar cerrando la puerta tras de él y caminando directamente hasta donde el pálido estaba recostado. YoonGi al saber que no estaba solo se restregó los ojos tratando de eliminar cualquier signo de lágrimas o tristeza de su parte, lo cual fue un poco en vano ya que el rey podía notar lo mal que lo estaba pasando. —Me preguntaba si querías hablar un poco.— YoonGi trato de evitar el rostro del mayor para negar a las palabras, no tenía ánimos de entablar una conversación. —Bueno, entonces escucha lo que tengo que decirte.— SeokJin sonrió al ver que no lo abandonaría tan fácil.

Con todo el atrevimiento el mayor se sentó en la orilla de la cama observando con una pequeña sonrisa las mejillas rosadas del menor, dándose cuenta qué posiblemente no hace mucho había llorado. —Tu padre y yo pensamos que sería bueno enviar a un caballero a Busan para recoger un escrito del Rey, es...— Llevo su mano a la barbilla pensando en cómo llamar aquello. —Una carta de promesa.— YoonGi no hizo ningún movimiento y tampoco algún sonido, solamente se quedó ahí escuchando las palabras de SeokJin. —Y ya que es una oportunidad, pensé en mandarte a Busan también.— Fueron las palabras suficientes para hacer que YoonGi lo observara directamente.

—¿Por qué mandarme a mi?— La pregunta hizo sonreír un poco más al rey.

—Porque tienes asuntos pendientes que atender con un príncipe en particular.— SeokJin se sintió mal en ese instante de saber que no estaba cumpliendo con sus palabras a su esposo, no debía de entrometerse en ello pero le era inevitable al ver lo triste que estaba su hijo. Las palabras dichas hicieron que YoonGi se sentara en la cama, sintió un dolor en su cadera a causa del movimiento pero no le importó, se sintió nervioso al saber que podía ver a JiMin nuevamente.

Educando a un príncipe ; JSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora