Ajustando cuentas

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Iba a dividirlo en dos partes pero preferí dejarlo así. El capítulo es largo.
Disfruten.

Pequeños hipidos fueron incrementando para pasar a ser sollozos y terminar en llantos insoportables a las cuatro de la madrugada por quinta vez consecutiva

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Pequeños hipidos fueron incrementando para pasar a ser sollozos y terminar en llantos insoportables a las cuatro de la madrugada por quinta vez consecutiva.

Katsuo, recostado en su cuna se había vuelto a despertar, razón por la que pedía con su llamado lastimero a su progenitor, o alguien que lo consuele.

-Blasty, tu hijo está despierto- habló roncamente el pelirrojo a su acompañante, sin moverse o siquiera abrir los ojos.

Se había quedado a dormir con Bakugou, claramente para ayudarlo por lo que se turnaban. Unos minutos Bakugou le daba pecho al bebé, y para el siguiente llamado era Kirishima quien lo alimentaba con biberón.
Afortunadamente ya había saciado el hambre en el anterior llamado, por lo que ésta vez sólo necesitaban tranquilizarlo.

-En la madrugada es tu turno de atenderlo- respondió en un suave susurro sin despertar del todo, acomodándose en una nueva posición para seguir durmiendo.

Eijirou no tuvo de otra más que levantarse perezosamente, dar un largo bostezo y ponerse de pie para salir de la cama sin tropezar con el rubio durmiente al lado suyo.

A pasos rápidos pero tambaleantes logró llegar con la cuna, le dedicó una dulce sonrisa al pequeño — aún si no podría verla por sus ojitos cerrados fuertemente por el llanto —, y lo cargó para recostar su cabeza en su hombro y darle unas leves palmaditas en la espalda. -Calma, ya todo está bien-

Empezó a mecerlo tiernamente, entonando una relajante melodía que se inventó y que daba resultado, la respiración de Katsuo se iba apaciguando; por lo que empezó a hablar por lo bajo. -¿Sabes?, cuando estabas en el vientre de tu padre solías moverte mucho, eras inquieto y a Blasty le molestaba- soltó una leve risita por los recuerdos antes de continuar con su cuento. -Por eso yo te hacía masajes en círculo a través de la barriga... y eso te calmaba-

Inconscientemente sonrió abrazando al pequeño que yacía dormido entre sus brazos, quedándose de pie por un momento producto del sueño que tenía.
Mientras en la cama grande, otra leve sonrisa se formaba ahora en los labios de Bakugou, que había escuchado el recordatorio del tiempo de su embarazo, mientras miraba con los ojos entrecerrados la escena.

Cuando Kirishima regresó a colocarse bajo las mantas — luego de haber dejado a Katsuo en su cuna —, rápidamente quedó dormido como tronco. El rubio se giró hacia él, rodeando su torso en un ligero abrazo, apegándose para sentir el agradable calor corporal del pelirrojo, y volviendo a retomar su sueño.

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