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Capítulo 386: ¿¡Por qué no estáis ofreciendo Kowtow!?

—Tú... Yo... —El Maestro Deidad Adivina se quedó viendo fijamente a Bai Xiaochun, con la mente dándole vueltas, y casi incapaz de creer la manera en la que se desarrollaban los eventos. Sin embargo, claro que podía creerlo, sin importar que tanto prefiriera no hacerlo.
En este momento estaba al borde de caerse desmayado, y todo lo que le pasaba por la mente eran todas esas grandes aspiraciones que tenía cuando abandonó a Bai Xiaochun en su morada espiritual hace tantos meses, y también la voz de Bai Xiaochun llamándolo mientras se iba.
En aquel entonces, había estado absolutamente seguro de que estaba tomando la decisión correcta. Pero ahora, sentía que el mundo le estaba jugando una broma muy cruel.
Esto sí que era especialmente cierto cuando escuchó a Bai Xiaochun decirle, —La estás pasando mucho peor que yo. —esto hizo que salieran lágrimas al instante de los ojos del Maestro Deidad Adivina.
Y allí estaba Bai Xiaochun, resplandeciendo con la luz de tesoros mágicos, su rostro irradiaba un brillo saludable, y estaba montado sobre un enorme cocodrilo. No parecía en lo absoluto que le estuviera yendo mal, y esto hizo que el corazón del Maestro Deidad Adivina se inundara con la sensación de que el mundo era un lugar muy injusto.
Los últimos meses habían sido muy difíciles para él. Pocas personas creían en sus presagios, e incluso se había metido en problemas con algunos clientes. Al principio no le preocupó, pero a medida que más y más personas se molestaban con él, se había visto forzado a escapar aterrado del distrito este. Terminó eventualmente en el distrito norte, a donde logró asentarse un poco nuevamente. Desafortunadamente, tenía muy pocos ingresos, y terminaba sintiéndose hambriento todos los días. Y lo que era aún peor, tenía que pagarle a una pandilla local una porción de sus puntos de mérito como «tarifa de protección» para que le dejaran usar este lugar para sus presagios.
Al pensar en todo esto, el Maestro Deidad Adivina no pudo sino sonreír amargamente. Al darse cuenta de que tenía que aceptar la realidad, suspiró y dijo, —¿De verdad crees que la estás pasando mal? De hecho, creo que subiste de peso desde la última vez que te vi.
Bai Xiaochun se bajó del cocodrilo y luego lo guardó en su bolso de bestias espirituales. Al estar allí de pie con su túnica naranja y rodeado del brillo de objetos mágicos, el Maestro Deidad Adivina no pudo evitar quedarse sin aliento por dentro. Sabía muy bien que para volverse un discípulo naranja, tenía que pagar 100.000 puntos de mérito. Además, una montura cocodrilo como la que tenía Bai Xiaochun costaba más o menos lo mismo. Después de todo, el Maestro Deidad Adivina ya había pasado antes por el Pabellón de Bestias Espirituales, viendo todas esas bestias lleno de envidia.
—Oh, sí que me las veo difíciles la verdad, —dijo tristemente Bai Xiaochun—, déjame contarte. Ah. Ya hace dos comidas que no he podido consumir arroz espiritual de Jade Precioso, ya hace un día que se me acabó el alcohol espiritual de Cien Flores. Además, hace casi medio día que no me baño en agua espiritual. Mira, ¡incluso huelo un poco a sudor! ¡No puedo creer que me haya vuelto tan pobre! —De hecho, todo lo que decía era verdad. Al fin y al cabo, su vida en el distrito este había estado repleta de lujos y derroches. Ahora que estaba en el distrito norte, todo era distinto, y no podía evitar sentirse un poco irritado al respecto.
El Maestro Deidad Adivina no pudo evitar voltear los ojos. Tan solo escuchar las palabras «arroz espiritual de Jade Precioso» hacía que su corazón se estremeciera. Un arroz espiritual como este era algo que apenas había escuchado en rumores, jamás había podido si quiera olerlo, sin mencionar probarlo. Era increíblemente costoso, y de hecho había soñado antes con comerlo. Pero aquí estaba Bai Xiaochun, quejándose que no había tenido nada en las últimas dos comidas...
Y luego escuchó del «alcohol espiritual de Cien Flores». Esto hizo que el Maestro Deidad Adivina se volviera aún más loco. Ese era una de las bebidas más costosas de la ciudad, y entre su círculo de amigos actual, ser capaz de darle solo un trago haría que todos le envidiaran. Pero aquí estaba Bai Xiaochun, ¡diciendo que no había tomado nada en un día! Eso quería decir que normalmente lo bebía a diario...
Y cuando mencionó lo de bañarse en agua espiritual, empezaron a fluir lágrimas por el rostro del Maestro Deidad Adivina. Tan solo darle un vistazo a Bai Xiaochun le confirmaba que estaba radiante e imbuido con energía espiritual. Esto no provenía de su base de cultivo; esto era por las propiedades especiales del agua espiritual de la Secta de la Polaridad del Dao del Cielo Estrellado. Este tipo de agua hacía que el cuerpo quedara con una capa de protección natural, la cual era muy misteriosa y profunda, por no decir mucho.
Sin embargo, esta protección era definitivamente un gran lujo; si uno pasaba cinco días o más sin bañarse en el agua espiritual, se desvanecía naturalmente.
El Maestro Deidad Adivina se quedó viendo a Bai Xiaochun, con un brillo miserable en sus ojos, y dijo. —Joven Patriarca...
—Ah, lo que sea, —dijo Bai Xiaochun sacudiendo su mano como si nada. —¿Yo te traje conmigo no? Así que soy responsable por ti. Quizás me hayas abandonado despiadadamente antes, pero soy una persona magnánima y generosa. De ahora en adelante, puedes quedarte conmigo ¿de acuerdo? —El Maestro Deidad Adivina empezó a temblar apenas escuchó esto. La verdad era que se hubiera quedado con Bai Xiaochun incluso si este lo intentaba abandonar. ¡Ya se había jurado a sí mismo que seguiría a Bai Xiaochun incuso si implicaba seguirlo hasta la muerte!
—¡¡Muchas gracias Joven Patriarca!! —Era evidente que no estaba muy apegado a su puesto de venta, debido a la manera en la que guardó su estandarte y su mesa. Se apresuró detrás de Bai Xiaochun y dijo, —Entonces Joven Patriarca, ¿a dónde vamos?
—Bai Xiaochun vaciló por un momento, pero luego decidió simplemente contarle la verdad. —Vayamos al Pabellón de Be...

Pero antes de que pudiera terminar su frase, vieron tres rayos de luz disparados hacia ellos. Parecía que estos tres habían notado que el Maestro Deidad Adivina estaba listo para irse, y ahora intentaban interceptarlo.
Frente al Maestro Deidad Adivina aterrizaron tres cultivadores, uno era un hombre de mediana edad con su base de cultivo en el gran círculo del Establecimiento de la Fundación. —¿Ya te vas solo porque conseguiste un nuevo cliente, Maestro Deidad Adivina? —dijo—. Muy bien, ¡pero al menos paga tu tarifa diaria antes de irte!
Los ojos de este hombre resplandecían como un relámpago, y aunque no era precisamente gordo, tampoco era delgado, además llevaba una túnica naranja justo como la de Bai Xiaochun. Estaba claro que era una persona que llevaba una vida cómoda en la Ciudad del Cielo.
Le dio un vistazo a Bai Xiaochun y le devolvió la mirada al Maestro Deidad Adivina, en su rostro se dibujaba una gran sonrisa falsa.
El rostro del Maestro Deidad Adivina cambió de golpe. Estos tres ya los conocía muy bien; eran miembros del grupo que controlaba esta área. Y tenían varias decenas de cultivadores que conformaban una pandilla que forzaba a todos los puestos de venta en el área a pagarles una «tarifa de protección» para que pudieran llevar su negocio.
El Maestro Deidad Adivina estaba claramente avergonzado, y no quería que Bai Xiaochun lo viera en esta situación. Entonces bajó su voz y dijo, —No logré ganar nada hoy. Qué tal si mañana...
Uno de los discípulos rojos del grupo interrumpió al Maestro Deidad Adivina de inmediato y dijo, —No nos importa si pudiste ganar algo o no. ¡La tarifa es de 10 puntos de mérito al día! Eso es lo que acordamos, ¡así que a pagar!
La expresión del Maestro Deidad Adivina cambió lleno de angustia. Sabía que Bai Xiaochun, con su base de cultivo en el Núcleo Dorado, ni se molestaría en darle un vistazo a estos tres. Pero el Maestro Deidad Adivina aun así no quería quedar mal frente a Bai Xiaochun. Después de todo, él había sido quien lo abandonó antes, y si requería de la ayuda de Bai Xiaochun para resolver esta situación, sería demasiado vergonzoso.
Apretó sus dientes, forzó una sonrisa en su rostro y se preparó para sacar su medallón de identidad.
Pero entonces, el hombre con la túnica naranja dijo, —Por cierto, Maestro Deidad Adivina, ahora que tienes un cliente de tan alta categoría, me temo que 10 puntos de mérito no serán suficientes. ¡Necesitaremos que pagues por adelantado el mes siguiente!
Los ojos del Maestro Deidad Adivina inmediatamente se llenaron de furia. —Ustedes...
—Hey, hey, ¡cálmate! Si no tienes suficientes, seguro que este nuevo cliente no tendrá ningún problema en pagar tus servicios por adelantado. —El cultivador de naranja observó a Bai Xiaochun con una falsa sonrisa en la cara, y sus ojos se pasaban por todos esos tesoros mágicos brillantes que llevaba encima. Claro, a pesar de su codicia, no se atrevía a llevar las cosas demasiado lejos. Podía darse cuenta de que Bai Xiaochun seguramente tenía algún origen sorprendente. Pero intentar sacarle algunos cientos de puntos de mérito no sería muy excesivo.
—Joven Patriarca... —dijo el Maestro Deidad Adivina vacilando. Sin embargo, Bai Xiaochun ondeó su mano y lo interrumpió. Sus ojos ahora brillaban intensamente viendo fijamente al cultivador de la túnica naranja.
—Vaya esto sí que es interesante. No puedo creer que no se me ocurriera hacerlo antes. —La manera en la que Bai Xiaochun veía al discípulo naranja lo dejó sintiéndose muy incómodo, los dos discípulos rojos repentinamente pusieron expresiones muy serias en su cara.
—¿Te atreves a intentar quitarme dinero con una base de cultivo en el Establecimiento de la Fundación? —dijo Bai Xiaochun—. Me temo que así no es cómo funcionan las cosas. — Dicho esto, levantó la cabeza y empezó a reírse felizmente. Los tres cultivadores se dieron cuenta de que algo no iba bien, y estaban a punto de atacar a Bai Xiaochun, cuando este repentinamente sacudió su mano, haciendo que un poderoso viento apareciera.
El aire se llenó de estruendos, a los tres cultivadores les salió sangre de la boca al instante y salieron volando hacia atrás treinta metros.
—¡La Formación del Núcleo!
Pero antes de que los tres pudieran siquiera detenerse en medio del aire, Bai Xiaochun hizo un gesto de agarre con su mano, haciendo que el viento se envolviera alrededor de los tres y los halara hacia él.
—Me da la impresión de que ustedes lo que necesitan es un buen líder. ¿Qué les parece? ¡Únanse a mí y podremos regir todo aquello bajo los Cielos! —De hecho, Bai Xiaochun estaba siendo bastante sincero, en su mente, esas palabras tan grandiosas que acababa de pronunciar definitivamente harían que los tres se pusieran de rodillas y le ofrecieran kowtow.
Los tres quedaron temblando y parecían estar al borde de llorar.
Hasta el Maestro Deidad Adivina quedó un poco sorprendido.
—No se preocupen. Conmigo por aquí no les pasará nada malo. Vamos, vamos. Llévenme a su base para conocer a los demás Compañeros Daoísta del grupo. —En este momento ya se había olvidado completamente de la idea de vender su montura cocodrilo. Sin darse cuenta, estos tres le habían abierto una nueva puerta a Bai Xiaochun, una que jamás se hubiera imaginado que existía...
De repente, fue casi como si pudiera ver los puntos de mérito que lo esperaban...

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