(( C · 02 ))

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Miró el brazalete que Zelda le había dado anteriormente. Cuando se lo había puesto, una pequeña luza emanaba de él, ahora, estaba totalmente apagado. Literalmente era una piedra blanca incrustada en una muñequera de bronce.

Se encontraba demasiado cansado para ser él, la única teoría que tenía era que, la mayor parte de su energía se la había quedado Ocarina. Algo ridículo, teniendo en cuenta que el escudo y la espada se los quedó él. Sabía que era básicamente su parte de niño, pero aún así, no se fiaba del todo.

Que por cierto, debía mantenerlo vigilado con la mirada. Era muy rápido al tener la mayor parte de energía, por lo que debía tener cuidado de no tener que perseguirlo, al estar él mucho más débil.

Y por otro lado, estaba Majora.

Llevaba todo el camino escuchando lo que Ocarina escupía por la boca, más o menos, pues se limitaba a asentir o negar con la cabeza, no le ponía mucha emoción a la cosa. Time, como héroe que era, había visto mucho, pero ese chaval tenía pinta de haber visto cosas mucho peores.

A dónde iba a parar. "Ese chaval" se suponía que era otra reencarnación del héroe, al igual que él. Pero no podía verle igual, había algo que los hacía diferentes. Y ese "algo" era bastante más grande de lo que se podía creer.

Como el de las máscaras iba a paso lento, a diferencia de Ocarina, decidió intentar motivarle un poco a buscar el instrumento. No le gustaba mucho ver a un niño con un rostro tan sombrío.

— Majora —le llamó con suavidad— ¿qué son esas máscaras que traes contigo?

Escuchaba a Ocarina quejarse, porque le había interrumpido, pero ninguno hizo caso a las quejas y la conversación empezó.

— Esta amarilla es... una especie de regalo —empezó— solamente te tapa la cara, no hace nada.

Time frunció el ceño.

— ¿"No hace nada"?

El niño asintió, con toda la tranquilidad del mundo.

— U - hu. Esta otra te otorgará unos poderes que no todo el mundo puede presumir, ¿comprendes? —la cogió con ambas manos, pero no se la puso como la otra, pues después de enseñarla la volvió a dejar colgada del cinturón— decidí quedármela por... miedo. Miedo a lo que pudiera hacer otra criatura con ella.

— ¿Qué podría hacer otra persona con eso? —se coló Ocarina.

No le contestó, se limitó a encogerse de hombros. Dando a entender que no tenía ni idea, pero que nada bueno.

En realidad, tenía mucha, mucha idea. Aún recordaba lo que la Máscara de Majora llegó a hacer al terminar en las manos de un niño. Había sugerido llamarse de esa forma al haber devuelto la máscara al vendedor, pero recordar los terribles poderes que traía le hacía temblar un poco.

Seguía siendo un simple chaval, al fin y al cabo.

— ¡Oh, esa cosa brilla!

La voz de Ocarina llamó la atención de los otros dos, al principio, pues después ambas miradas estaban clavadas en el mismo sitio que la suya: el brazalete.

Time elevó ligeramente la mano, una luz blanca que cada vez brillaba con más fuerza emanaba de aquel accesorio. Hasta que un determinado momento en el que dejó de parpadear y se limitó a iluminar el rostro del adulto cuando acercó dicha parte del cuerpo hacia el objeto. Más que nada porque escuchaba una vocecita, era muy floja y no era capaz de entender bien.

Hasta que ya pudo oírla sin problemas y percatarse de que era, en efecto, Zelda.

"¿Link?" escuchó "es decir, Time, ¿me oyes?"

❛ Accident ❜ )) The Legend of Zelda [ AU ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora