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Blas se siente horrible. Atado a la cama de pies y manos, con una máscara de cuero con la que no puede ver, tapona su boca con una bola y solo le deja respirar por unos pequeños huecos, tan agobiante, unos cascos con estridente música le aíslan. En su interior tiene pequeños vibradores mientras un dildo se mueve entre sus piernas a la vez que no puede correrse ya que tiene obstruido el pene con un largo dilatador, sin mencionar las dolorosas pinzas en sus pezones.

Ha sido golpeado con un floggers. Siente dolor, cansancio y miedo, Elías está muy enfadado y lo único que le dijo es que sería muy duramente castigado. No sabe cuando regresará al cuarto, ni siquiera sabe si está ahora allí observándolo.

Tras conseguir que le llamara Amo, había estado varios días cuidándolo y mimándolo, atento a que los golpes se curaran, le habían salido cardenales que habían empezado a sanar, pero hoy a la hora del almuerzo mientras Elías estaba distraído, se había escondido un cuchillo.

Después cuando Elías se agachó para recoger la servilleta que había tirado al suelo lo amenazó presionando el cuchillo contra su cuello, exigiendo que lo soltara, que le dejara escapar. Pero no había contado con la fuerza que había adquirido el profesor durante esos años haciendo ejercicio, rápido y ágil le arrebató el cuchillo, indignado Blas le cruzó la cara con una fuerte bofetada.

-No voy a tener clemencia, te mereces un gran castigo. Aprenderás a no intentar huir, ni hacerme daño.

-Mierda, joder, suéltame. Amo de los cojones, te odio. -Gritaba desesperado, se revolvía intentando golpearlo mientras era arrastrado al dormitorio.

-Espero estés preparado.



No sabía qué hora era, ni cuánto llevaba allí, le dolía todo el cuerpo y detestaba los vibradores que tenía en su interior, le dolía la boca y odiaba la música que atronaba en su cabeza. Quería que Elías volviera, necesitaba que Elías le perdonara.

Sintió que se movía la cama y le quitan los cascos, poco después le quitó la máscara, respiro profundamente y jadeaba aliviado de ya no tener tan horrible máscara, pero tuvo que cerrar los ojos, ya que la leve luz le dañaba.

-Ven, deja que te de agua, así, muy bien, tranquilo.

-Amo, por favor, Amo suéltame.

-Fuiste malo.

-Por favor Amo, me duele.

-Debes ser castigado.

-Amo, al menos quita las cosas de mi interior.

-No.

-Por favor. Amo, pon lo tuyo, prefiero tu polla.

- ¿Estas pidiendo que te folle?

-Amo, por favor, no más vibradores. -Ruega mientras llora, le mira ansioso, espera que se compadezca. -Amo, por favor, no puedo más.

- ¿Quieres que te toque?

-Amo, por favor, lo que tú quieras.

-Qué pena, estoy tan enfadado que ni duro me pones.

-Amo, te la chupo. Amo te gusta mi boca, te pondré duro.

- ¿Quieres chupármela?

-Sí, me encantaría, Amo.

-Recuerdo que no te gustaba hacérmelo, tenía que rogarte tanto.

-Amo, te la chuparé todos los días.

- ¿Quieres comerte mi polla todos los días?

-Amo, por favor.

EducandoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora