☾Cena☽

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- ¿Estuvistes a punto de decírselo? Si que vas lanzado querido.
- Ese no es el punto Rosie. El punto es que otra vez el joven Von Eldrich vino a interrumpir buscando otra vez a Charlie.
- Mira, Alastor, no me malinterpretes, estoy encantada de que por fin hayan encontrado a una persona que llegue a tu corazón, si es que tienes, pero no siempre salen las cosas como uno quiere. Siempre te ha ido bien, ¿No es extraño? ¿Por qué no lo dejas estar Al?
- No puedo, la única solución, es exterminar a Von Eldrich.

Mis ojos se tornaron diales mientras decía eso.

- ¡NO! No, querido, no te precipites. Intenta cortejarla a la vieja usanza, ya sabes, pero te aviso, Charlie tiene muchos pretendientes, no te va ha ser fácil. Además, la princesita tiene no...
- Subestimas mis poderes querida.- la interrumpí
- No, no lo hago, pero por favor, no intentes cambiar algo que no se puede cambiar.

Rosie se levantó de la mesa de la cafetería en donde estábamos sentados, dejo el dinero de su café en la mesa y se fue andando, abriendo su paraguas para el sol.

Yo dejé el dinero de mi café en la mesa también y me fui andando tranquilamente por las calles del infierno para llegar al hotel.  Al llegar me recibió Charlie muy sonriente.

- ¡Alastor! ¿A que no sabes que? ¡Hace un rato llegaron una pareja de demonios diciendo que querían quedarse en el hotel! ¿No es genial?
- Está genial querida. Sobre eso, ¿Que te parece si te invito a cenar y hablamos de negocios?
- ¿Negocios?
- Cosas del hotel dulzura.
- oh sí, me encantaría.
- Te estaré esperando en la recepción a las nueve menos cuarto.
- Vale, gracias por la invitación Alastor.
- No hay de que dulzura.

A las nueve menos cuarto en punto estaba Alastor en la recepción del hotel, esperando a Charlie. La vio bajando las escaleras con unos vaqueros negros una blusa blanca y una chamarra negra.

- ¿Nos vamos?
- Cuando quieras querida.

Fuimos a una especie de restaurante italiano si se podía llamarse así. Pedimos la cena y una buena botella de champagne. Charlie rápido se pasó con las copas y estaba empezando a emborracharse. Yo aguantaba bien el alcohol, solía beber a menudo, pero por lo que veo la dulce Charlie no bebe mucho.

- Querida, creo que ya va siendo hora de regresar.
- ¿Que? ¡No! Vamos a un bar-karaoke que está cerca, ¡Será divertido!
- Pero querida, estás un poco borracha, no creo que sea buena idea...
- ¿Borracha?- Charlie  sacudió la cabeza con mucha fuerza- para nada. ¡Venga ven! Por favor...
- Está bien... Pero no mucho rato.
- ¡Bien!

Ella me tomó de la mano, al tacto sentí un ligero cosquilleo en mi estómago, y fuimos al bar. Era algo moderno, para mí disgusto, con un escenario con una pantalla en una de las zonas del bar y en el lado opuesto la barra con algunas sillas. Cerca del escenario una pista de baile, y más alejado de allí unas mesas.

- ¡Voy a cantar una canción!
- ¿Segura?
- ¡¡Si!! ¿Quieres luego cantar tu?
- No gracias, no canto.
- Vamos si cantas geniaaaaal.
- Querida... Yo te observo, ve y canta como solo tú sabes hacerlo.

Charlie subió al escenario y buscó una canción en la pantalla para cantar. Los focos se apagaron excepto uno que le apuntaba a ella.

(Canción: Joke's on you, de Charlotte Lawrence)

Cuando la canción terminó muchos demonios aplaudieron a mi Charming Demon Belle, y ella se acercó a mí.

- ¿Que te ha parecido?
- no es mi estilo de música pero has estado genial dulzura, todo un espectáculo.
- ¡Que bien! ¡Camarero! Una ronda de chupitos por favor.

Varios chupitos y whiskys después, pidieron un taxi para volver al hotel.
Charlie se tambaleaba un poco y le costaba mantener los ojos abiertos por el sueño. El taxi llegó y ambos se montaron en el.

- Wooho, que noche jajaja... Tendríamos que repetir, ¿No crees Al?
- Ya lo creo dulzura. Charlie querida, tengo que decirte algo... Me gustas, bastante querida, has logrado en meses lo que nadie he logrado en décadas. Eres alguien especial Charlie, la única capaz de cambiar a las personas.
- Pero Alastor, no puedo gustarte... Yo... Estoy...

Y Charlie se durmió en mi brazo.

- ¿Querida? ¿Charlie? Genial- llevé mis manos a las sienes masajeandolas.

Al llegar al hotel teletransporté a Charlie a su habitación, la puse un pijama con mis poderes  y luego yo me teletransporté a la mía. Estaba cansado, muy cansado. Generalmente no me pasaba esto, pero el día de hoy me había agotado y el alcohol también tenía la culpa.

A la mañana siguiente desperté con el ruido de la puerta de mi habitación. Hoy era domingo y no recibíamos clientes los fines de semana, tampoco había terapias, no entendía a quien se le ocurría llamar a mi puerta a las ocho de la mañana un domingo.

- ¿Quien es?
- Soy yo, Charlie, Alastor, ¿Puedo pasar?
- Si, si querida pasa.

Charlie entró en mi habitación en pijama y se sonrojó al verme a mí con el mío.

- Oye Alastor, ¿te puedo preguntar una cosa?
- Adelante querida, todo lo que quieras.
- ¿Como llegue a mi habitación?
- Espera, ¿no te acuerdas de nada?
- Me acuerdo que canté una canción y el resto está borroso.

No se acuerda de lo que la dije anoche... Tanto tiempo esperando para eso y no se acuerda. Genial. Creo que Rosie tenía razón, todo iba bien hasta ahora y yo me enamoro de Charlie y las cosas se tuercen..

- Pues verás querida, seguimos bebiendo y luego pedí un taxi para que nos trajera al hotel. Te lleve a tu habitación y yo me fuí a la mía. Eso es todo dulzura.
- Ah, menos mal... ¿Sabes que? Me lo pasé muy bien contigo. Deberíamos repetir algún día de estos.

 ¿Por Qué?   Charlastor. Hazbin Hotel.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora