4:"¿Que haces aquí?"

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Después de unos 15 minutos preguntándose a si mismo que debería ponerse para aquella misteriosa velada, Harry se recordó a si mismo que no sabía quién iba a estar allí, o si siquiera iba a aparecer alguien. Tal vez, aunque esperaba que no, todo aquello era una broma de alguna de esas serpientes rastreras y que, en algún momento, el celador Filch aparecería y lo castigaría por andar por ahí de noche.

Aún con esos pensamientos, Harry se puso unos vaqueros negros ajustados y el jersei que la señora Weasley le había regalado por navidad; de lana, verde oscuro, con la letra "H" en él; cogió su varita y se retiró de los dormitorios masculinos y, más tarde, de la sala común de los leones.

...

Subió las escaleras de la Torre de astronomía con la varita en alto, temblando de los nervios. ¿Que hacia él, el gran Harry Potter, el niño que vivió, temblando por una posible admiradora secreta? Simple. El joven Potter se había enfrentado a la forma débil de Voldemort, a su recuerdo, a un basilisco gigante y a los dementores pero jamás se había tenido que enfrentar a algo tan turbio como el amor.

Giró el pomo de la puerta y este chirrió, la abrió y salió al balcón de la Torre. Tensó la mano con la varita al ver de quién se trataba.

Un chico rubio, de ojos grises, pálido y vestido como un aristócrata lo miraba sorprendido, bajo la brillante luz blanca de la luna

"No pensé que vendrías, Potter"
"¿Que haces aquí?"

Con Severus mirando (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora