Lágrimas empapaban esa camisa celeste tuya, la que utilizaste para nuestro primer encuentro, sí esa, esa que aún está impregnada con tu dulce olor, ese olor tan tuyo.
Y sé que te importa como estoy pero tu maldito orgullo no te deja venir corriendo hacia mi y secarme las lágrimas con tus pulgares y después besarme la frente como siempre as hecho, joder, te necesito más de lo que nunca te he necesitado nunca, necesito que vengas y me vuelva a rodar con ese calor tuyo y recargues este olor tuyo que se aleo entre suspiros.
¿Es que acaso no ves a la luna llorar de pena? ¿A caso no ves como las estrellas te siguen gritándote que vuelvas hacia mi? ¿Es que acaso esto va a ser siempre así?
El color de mi pelo azul se está apagando de echarte de menos, mi almohada echa de menos que me despiertes con el olor a café recién echo, mi cama echa de meno que nos durmamos abrazados cada noche, mi ventana echa de menos que fumes apoyado en ella después de haber desayunado entre sus cortinas. Todo yo también te echa de menos.
¿Tú corazón ya no se acelera al verme? ¿Ni tu respiración se agita la ver mi tristeza? ¿Es que no escuchas como tu alma está dando golpes en tu pecho intentando gritarte que aún me ama?
¿Es que ya realmente no te importo? ¿Que ya el único recuerdo que me queda tuyo es el olor de tu camisa?
