Dear Mon Cher

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Era raro, jodidamente raro.

Y hacía daño, hacía daño como nunca nada me lo había hecho.

Te miraba y tú, tras hacer contacto visual conmigo y ver que te regalaba la sonrisa más tierna y cargada de amor, apartabas la vista.

Que sentía mi pecho palpitar de una forma que hacía que quisiese vomitar, necesitaba vomitar, necesitaba librarme de esa presión creada por tu rechazo, necesitaba librarme de esa angustia creada por tu mirada huidiza.

Y era doloroso, era doloroso tenerte a centímetros y no poder mirarte y besarte la mejilla o simplemente dejarme caer en ti y descasar mi cabeza en tu hombro, era jodidamente doloroso, eso de que hablases conmigo como si casi no nos conociésemos, que me huyeses de esa forma mientas mi mirada siempre estaba fija en ti, buscando la tuya, necesitaba tanto ese pequeño contacto contigo por un par de segundos.

Me has roto el corazón mi amor, me lo has destrozado cada vez que me has rechazado cualquier petición por muy tonta que fuese, me has destrozado cuando he visto que hablabas tan efusivamente con todos y reías a carcajadas y a mí ni si quiera una simple mirada me has dedicado, no me había sentido tan sola y miserable en mi vida.

Que he odiado cuando me han dicho que debo enfrentarme a ti y decirte todo lo que siento, que debería de dejarte claro que todo esto de duele demasiado, que me duele que no me tengas en cuenta.

Pero mi amor, yo te lo perdono todo, te lo perdono todo cuando llegamos a casa y entramos en la habitación de puntillas mientras tú me abrazas por la espalda y a la vez que rozas tu nariz por mi cuello e intentamos contener la risa, que te lo perdono todo cuando te sientas en el borde de la cama y me miras de esa forma, que dios, parece que estás viendo la octava maravilla del mundo, y ni si quiera puedo dejar de mirarme reflejada en tus pupilas brillantes, que te lo perdono todo cuando me dices de utilizar una de tus camisetas, que te gusta que huela un poco a ti y que mi olor quede impregnado en tu ropa, que te lo perdono todo cuando me confesas entre susurros que duermes abrazado a la almohada cuando no estoy porque es parte de mi ese olor, que te lo perdono todo cuando me cubres a besos el cuello mientras intentas convencerme de que valgo más de lo que creo, que te lo perdono todo, mi amor, todo siempre en cuanto te tenga a mi lado, siempre que pueda dar ese último suspiro cargado de tu aroma justo antes de caer dormida con nuestras manos entrelazadas en mi cintura. Que te lo perdono todo joder, todo. Que te lo perdono todo cuando me pides que hunda mis dedos en tu pelo, que te lo perdono todo joder cada vez que posas tus labios sobre los míos, que te lo perdono todo, enserio, todo.

Pero joder, que te lo perdono todo sí, pero ojalá pudiera perdonarte frente a todos, que me derrito de envidia cada vez que veo a alguien besar a su pareja, porque mi mirada huye hacia la tuya y nunca se encuentran. Que ojalá dejases de decir que no quieres una relación ahora mismo, que solo estás jodidamente bien, me parte el corazón. Que ojalá pudiese acurrucarme en tu pecho cada vez que quisiese, en cualquier lugar, y que te diese igual quienes fueran los que estuviesen a nuestro alrededor, que joder, que quiero que me presentes, que quiero saber un poco más de ti, que quiero poder estar a tu lado y que me lleves contigo y que joder... necesito saber que cuentas conmigo fuera de casa, necesito saber que no te avergüences de lo que tú y yo tenemos por mínimo que sea, joder que te necesito, a ti y a nadie más.

BullshitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora