II

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Penelope salía de su habitación. Ya lista para las clases, iría a una nueva escuela. Por algunos problemas que tuvo en la anterior, queda expulsada y su padre se encargó de que fuera a otra.

-Buenos días, ¿dormiste bien?.- Su padre la recibe con un beso en la frente.

-Buenos días, si. Realmente descanse. ¿Qué tal tú?, anoche no te escuche llegar.- Toma lugar, bebiendo de el jugo de naranja. Natural.

-Me quedé hasta tarde en la oficina, olvide avisarte. Lo siento.- Se disculpa -Prepare el desayuno, espero y te guste.- Toma lugar y muestra los platos.

Tostadas, huevos, tocino. Pan, agua, café y jugo. Mermelada, nutella. Frijoles, parecía bastante prometedor. Ella sonrió.

-¿Tú, cocinaste todo esto?.- Pregunta mordiendo pan. -Gracias, papá.


-De nada, hoy es tu primer día de estudio y pensé. Mi hija, tiene que ir con fuerzas.- Prepara una tostada, poniendo mermelada sobre ella.

-Me haces sentir, como una puberta. Tengo diecisiete.

-Simpre serás mi niña.

-Demasiado cursi, papá. Suficiente.- Los dos se ríen ligeramente -¿Hablaste con mamá?.-

-Si. Y no recibió muy bien la noticia, ella se molesto y quiere hablar seriamente contigo.- Deja de comer.

-Ella no creerá lo que le diga. Piensa que me gusta estar metida en problemas.- Amarga comenta.

-Bueno, le dije que te mantendrás lejos de la motocicleta y eso la dejó tranquila.- Ve la cara que pone Penelope. -Sólo por un par de semanas.- Agrega.

-¿Semanas?, papá. Por favor, no me la puedes quitar. ¿Cómo se supone que iré al colegio?, sabes que queda muy lejos de aquí.

-Yo, te llevaré.

Penelope lo ve, negando. Con sus brazos cruzados, mordiendo su mejilla por dentro.

-¿Por qué no?.

-Por que yo se manejar, tú trabajas. La oficina de abogados te queda retirado, tendrás que despertar más temprano. Llegarás tarde por que yo entro mucho después que tú y te quitará mucho tiempo.- Explica, moviendo su pie. Ansiosa de que le regrese sus llaves.


Él, se le queda mirando. Liempando su boca con la servilleta, suspira.

-Tu madre me cortará el cuello.

La morena grita de la emoción. Se levanta y abraza, dándole besos.

-Eres el mejor. Dice sin soltarlo.

-Si, si. Ya, déjame y termina de comer.- Sonríe, Penelope regresa a su lugar. -Pero tendrás cuidado, recuerda no conducir tan rápido. Recuerda que la última vez.

-Cometi una infracción. Ya me disculpe por eso, siempre conduzco con mucho respeto. Esa vez fue, por que iba tarde a una cita.

Su padre lanza un trozo de pan.

-Penelope, lo digo en serio. Mucho cuidado, nada de jugar carreras. No quiero ir a sacarte de prisión.

-Ya, está bien. Entendí, no lo haré.

-Mas te vale, hacer caso jovencita. No quiero que andes en problemas.

Los dos par de ojos verdes, se cruzan. Manteniéndose así, por segundos.

Destino o Casualidad  // Posie //Donde viven las historias. Descúbrelo ahora