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Dos días habían pasado desde que habían ido a la visita con el doctor y Goku no había regresado.

Vegeta miraba por la ventana, desde su cama sobando su vientre.

La niña había estado calmada y él se había sentido bien físicamente, pero en lo que se refería a su estado de ánimo era lo contrario.

Le dolía mucho que Kakaroto se hubiera ido.

¿En dónde estaba? ¿Lo odiaba? ¿Acaso esto significaba que lo dejaba a su suerte con la niña? ¿o que no le importaba su hija? ¿Ni él...?

La niña se movió despacio y él le dio una caricia.

Ojalá algo de su orgullo le ayudara a sostenerse ahora, usarlo para odiar a Kakaroto, pero no tenía fuerzas para eso.

Lo quería demasiado y odiaba ese hecho.

-Tu papá tiene mucho que explicarnos...- dijo bajito.

Pasaron tres días más, y Goku seguía sin aparecer.

Whiss rondaba cada tanto a Vegeta, vigilando su salud, pero aunque le preocupada el hecho de que en cualquier momento tuviera otro bajón de energía, también le preocupaba su ánimo.
Había dejado de comer en cantidad, y dormía mucho a pesar de mantener estable su ki. La niña no había tomado más de su energía.

Frunció su ceño. Esto ya era el colmo, y el tiempo parecía pasar sin que Goku hiciera por volver.

Tocó el suelo con su báculo, enojado, y viajó hasta el planeta de Kaiosama.

Este lo sintió venir, y lo estaba esperando.

-Señor Whiss- saludó con respeto y mucha calma.

El ángel seguía viéndolo con molestia y el kaio tembló un poco.

-Kaio del Norte- le habló serio- ¿Dónde está?

El hombrecito levantó su brazo señalando el interior de la casa.

Mientras Whiss iba hacia allí miró a su alrededor. El árbol más cercano estaba partido por la mitad. ¿Era acaso la furia de Goku?

Cuando entró, fue hasta un cuarto y lo vio en una pequeña cama, de cara a la pared.

-Goku... -el saiyajin se dio la vuelta sorprendido.- ¿qué hace aquí?

Goku se sentó bajando sus pies al suelo.

-Señor Whiss... Es que vine a pensar un poco.

-Ya pasaron 5 días.

-¿Eh? No me había dado cuenta...

Whiss suspiró tratando de no enojarse más, y se sentó en una silla.

-Goku, ¿por qué no volvió al planeta del señor Bills?

-Yo...- se vio cabizbajo.

Whiss suspiró.

-Goku. Entiendo si no quiere esto, lo de la niña lo tomó por sorpresa, pero prometió que no dejaría que nada malo le pasara a Vegeta.

-Lo sé.

-¿Entonces?

-He estado atento y creo que Vegeta ha estado bien, porque su ki no ha disminuido desde la última vez que lo vi. Por eso no volví.

-Creo que está confundiendo algunas cosas. Vegeta no ha estado bien.

-¿Le pasó algo?- preguntó asustado y Whiss se mostró molesto, cerrando sus ojos al oír esa pregunta.

-¿Qué cree que le pasó?- Goku no supo qué contestar- Usted lo abandonó.

-Yo... Me he mantenido alerta desde aquí.

-¿En serio cree que eso es suficiente para Vegeta? ¿Cree que Vegeta está bien con usted lejos de él? - Goku no contestó y Whiss se puso de pie. -Ya veo que aquello de que cuidaría de Vegeta no era tan real como pensé.

-¡No diga eso!- reaccionó por fin.- Yo quiero cuidar a Vegeta, e incluso de la niña... Se lo juro... Solo que...

-¿Qué?

-Él no me lo dijo.

-Era obvio que el señor Vegeta...

-¡No! Si al menos confiara en mí me lo habría dicho. En cambio me lo ocultó, ¡me ocultó que íbamos a tener una hija! -el ángel se sorprendió- ¿Sabe qué entendí? ¡Que me tomó por idiota una vez más, que me tuvo a su lado y me mintió de esa forma tan absurda porque podía hacerlo! ¡Y como un tonto le creí! ¡Creí en lo que me decían porque confío en él, en usted! ¡Estaba seguro de que apenas saliera la criatura iba a matarla solo porque estaba haciendole daño a Vegeta! ¡Y me di cuenta de que no me lo dijo porque quería tenerme lejos, de él y de la niña cuando naciera! ¡Por eso se ocultó en el planeta de Bills! Para que yo no supiera de ella... No pensaba decírmelo nunca...

-Sabe que yo no puedo confirmarle eso. -Goku apretó sus puños molesto- ¿Nos vamos?

Goku tardó en responder, pero al final asintió.

Salieron de la casa y Whiss se despidió de Kaiosama.

Cuando llegaron, Whiss percibió que Vegeta había salido del cuarto.

-No lo altere, por favor. Ha estado muy nervioso por su ausencia.

Goku asintió y empezó a caminar en dirección a donde sentía la energía de Vegeta y de la niña.

Como muchas otras veces lo encontró pensativo, acariciando su panza distraídamente. Solo que esta vez entendía la verdad de ese gesto, y contrario a lo que creyó, aquello le trajo calma. 

Al sentirlo, Vegeta giró su cabeza y se puso de pie muy rápido (o lo más que le permitió su embarazo, notablemente avanzado).

-Kakaroto...- soltó sorprendido.

-Vegeta. Tenemos que hablar.

Embaracé a Vegeta (GokuxVegeta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora