No Puede Ser Real

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-¿¡Lucas!? ¿Estás aquí?

Escuché a lo lejos aquellas preguntas entre mi inconsciente que permanecía dormido. No razone, no quise identificar la voz, solamente escuché.

-¿Lucas? ¡Voy a pasar!

La voz que me hablaba provocó que me fuera despertando del sueño pesado en el que me encontraba. Abrí los ojos lentamente y frente mío vi la oscuridad gracias a las cobijas que me sofocaban el aire para respirar. Tardé cinco segundos para estar más despierto de lo que ya estaba y poder aterrizar en la realidad. Extendí mis extremidades para poder estirarme más agusto; mis brazos salieron de las cobijas y contactaron con el frío del exterior. Cuando terminé de estirarme, afloje todo mi cuerpo que se acomodó nuevamente en el colchón. Agarré con una mano la orilla de la cobija, justo por donde terminaba mi cabeza, y la aparté de un sólo movimiento para que así mi cuerpo quedará al descubierto. La luz del atardecer entró por mis ojos con la vista enfocada en el techo de mi habitación. Solté un suspiro.

-¡Lucas! La puerta está abierta...

Ahora que estoy consciente, identifique aquella voz masculina: era Charly.

Abrí los ojos demasiado al caer en cuenta que la razón por la que había venido y lo que sucedió antes de dormir. Me levanté de golpe de mi cama y salí de mi habitación lo más rápido que pude, prácticamente corrí hasta llegar al recibidor de mi casa. Cuando estaba frente de la puerta de entrada, Charly me vio y se asustó ante mi presencia inmediata.

-Me asustaste, wey -dice.

Pude notar en su rostro la expresión de asombro.

-Perdón -digo.- Pero te asustará más lo que te enseñaré.

-Eso no me da mucha confianza -dice intentando ocultar sus nervios en una risa.

Con mi vista me dispongo a buscar a la chica que se apareció en la casa. Giro mi cabeza para ver a mi costado y no tardo en encontrar a la chica, pues ella está sentada en el mueble mirándome fijamente. No sé cómo lo lograba pero me trasmitía una vibra muy aterradora con sólo mirarla. Ella miró a Charly, pasando su vista por toda su persona de él, y finalmente sus ojos conectaron con los míos. Creo que ella sabía lo que yo estaba pensando en ese precioso momento.

Regresé mis ojos a Charly, mientras que él levantó los hombros, hizo una mueca con sus labios y preguntó de forma desinteresada:

-¿Qué?

Si Charly pudiera ver a la chica yo creo que su reacción sería otra o incluso le hubiera hablado, pero no, él estaba ahí parado esperando algo de mí, y ni siquiera podía verla a ella.

-Cuando entraste a la casa empecé a hablar.- ¿viste si había alguien más aquí?

-¿Te refieres a un ladrón? -preguntó al mismo tiempo que levantaba una ceja.

-No, me refiero a una persona que se viera... inofensiva -dije eso último en un tono de pregunta y con algo de inseguridad.

-Mmm no, hermano -me respondió.

Podía ver en el rostro de Charly cierta sorpresa ante mi comportamiento y mis preguntas. Si seguía así, no me iba a creer para nada, era demasiado obvio.

Dejando de lado a la chica que se encontraba sentada en el mueble, y toda esa situación incómoda, le expliqué a Charly las cosas paranormales que estaban ocurriendo en mi casa; le conté incluso sobre la máquina de escribir que estaba metida en un cuadro de la pared. Subimos a mi habitación para inspeccionar mejor aquel objeto misterioso, mientras Charly miraba y toqueteaba la máquina de escribir, no pude evitar sentirme incómodo, pues la chica nos siguió y ahora está parada en la entrada de mi cuarto... Observándonos. Intenté ocultar mi miedo y concentrarme en lo que decía Charly.

El Resplandor De Una EscritoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora