Aquella noche terminó por quebrar en un incansable llanto, ocultando su rostro entre sus brazos y sollozando entre suspiros de repudio hacia si mismo.
"¿Recibiste suficiente amor, mi paloma?
¿Por qué lloras?" La voz de su progenitora lo hizo alzar la cabeza con temor de tan solo ver el cadaver, más pudo presenciar la desvanecida esencia de su madre, decorada con el estrellado cielo, luz lunar y el blanco halo que se iluminaba a sí mismo, como si se tragara toda la luz cual agujero negro se traga galaxias enteras, algo deslumbrante que lo hipnotizaba.
Los labios de Sett temblaron con la sorpresa que apretó su corazón, tocando aquella sensible zona más de lo que ya estaba siendo lastimado, pero era de una forma dulce, dándole un aire de felicidad combinado con el desgarrador dolor y desesperanza. La mujer al no recibir respuesta prosiguió a hablar de nuevo, "Y siento haberme marchado, pero era lo mejor aunque nunca lo pareció, mi pequeño Versalles..."
El pelirrojo sonrió con melancolía, se sentía tan real... escuchar sus dulces apodos, la tenue voz y delicada melodía con la cual le hablaba. Limpió las lágrimas que brotaban de sus ojos. Suspiró calmando sus ganas de llorar para poder responderle.
"En el hospital preguntaron si debían envolver el cuerpo antes de despedirme, mi estrella en el cielo..."
La miró buscando que le entendiera, le rogaba con la mirada de forma curiosa cuál niño pequeño excusando sus acciones, puesto que no estaba de acuerdo.
"Qué idea más extraña envolverte en sábanas... ¿Te parece bien, mi libélula?" Pronunció tropezándose con sus palabras por el nerviosismo de quebrar en llanto una vez más."¿Y si mejor contemplamos la luna, mi pequeño lunático?"
Se mordió el labio inferior y cubrió su rostro con una mano dejando a la vista una sonrisa rota que enseñaba sus colmillos, intentando reflejar seguridad más temblaba de temor. Con la otra sostenía la mano de su madre, acariciándola con su dedo pulgar. Sollozó al recordar el motivo de ese apodo... tras su primera pelea mamá lo llevó a ver la luna para contarle un cuento mientras lo calmaba entre juegos, canciones y sus cálidos abrazos.
"¿Por qué lloras?"
Preocupada se acercó más a su hijo, recostando la cabeza de este en su regazo y acariciando su cabello. Entonces se miraron a los ojos, reconoció aquella expresión inocente, perdida, confundida... su hijo no sabía que hacer y buscaba respuestas, los consejos de mamá. Aquellos que nunca se atrevía a pedir con palabras y los rogaba con su mirada. ¿Que sería de Sett sin sus consejos? Probablemente no sabría que hacer y se encontraría perdido en sus propios pensamientos.
La mujer sonrió al entenderle, dedicándole una mirada de comprensión.
"Sácale el máximo provecho a tu vida, mientras sea abundante, mientras haya luz en ella..."☔️...
El hombre suspiró acurrucándose en su regazo, disfrutando de las caricias que quizás tan solo eran obra de su débil mente, sentía que todo se desvanecería y despertaría en casa con mamá... o quizás eso era lo que deseaba.
"Ya he hablado lo suficiente..."
Pronunció la mujer con algo de preocupación.
Asustado ante la idea de que se vaya se sentó en su silla correctamente, las lágrimas que momentos atrás habían cesado volvían a salir con desespero de sus ojos brillantes cual ámbar, realmente estaba en un estado lamentable.
"Mi pequeño halcón, ¿por qué lloras?"
Le abrazó ocultando el rostro del contrario en su pecho, acariciando su cabeza, enredando sus garras en las pelirrojas hebras y limpiando sus lágrimas.
"Dime, ¿qué aprendiste de los incendios forestales?... ¿O del cuatro de julio?"
Se aferró a ella como la noche anterior, no quería dejarla ir, no estaba listo para ello. No, no quería. La quería con el preparándole galletas por las tardes y un chocolate caliente en los inviernos. Quería trabajar allá, vivir con ella y protegerla como debió hacerlo... si tan solo no se hubiera aferrado a sus deseos egoístas... si tan solo hubiera aprovechado mejor el tiempo con su madre... más no se arrepentía de nada, disfrutó cada segundo a su lado, pero no dejaba de culparse por lo acontecido.
Llegó a arañar la delicada espalda de su madre ante el dolor que reprimía, ni llorar un mar de lágrimas sería suficiente para calmar su pesar. La esencia comenzó a desvanecerse, las estrellas se fueron con ella y en su lugar quedó el frío e inerte cadaver."Todos vamos a morir."
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Fourth of July (Sett)
FanfictionSett creció con la idea de que los vastayas vivían para siempre, su madre viviría para siempre, ¿No es así? ¿Por que esperaste tanto para decírmelo? 1. Breve relato basado en la canción. 2. Historia completa de breve extensión. 3. Si edito algo se...