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La verdad era que trabajar en aquello no era para nada malo. Claro que era cansado y debías esforzarte, como en todo. Era la quinta vez que aceptaba ir con Takanori y ayudarle en lo que fuera que fueran a hacer. La paga dependía del bolsillo del castaño pero aún así Aoi se sentía mejor recibiéndola por algo que hacía que por sólo buena voluntad del otro.

Mientras se ocupaba las mañanas y tardes en aquello, las noches llegaba muy cansado a casa para sólo atender a su nueva inquilina—cual madre no parecía querer volver— para después irse directo a la cama. Kouyou ya hace unos días que se había ido de vuelta a su casa para no seguir molestándole, claro que al moreno no le molestaba en lo mínimo su presencia.

Había ganado el dinero suficiente para comenzar el primer mes de rehabilitación, todo parecía estar tranquilo, no se podía decir que mejor porque era de dudar que todo pudiera estar mejor de un momento a otro. Como si aquello simplemente no pudiera ser posible, como si no fuera más que un mito.

Las tareas que realizaba no eran para nada complicadas, no era de pensarse mucho. Ese día justamente debía pintar el interior de una de las tantas secciones del centro comercial, ya estaba pintado casi todo pero aún faltaba unas cuantas tiendas y él se encargaría de aquello.

—Asegúrate de que el color quede como se desea, si pones demasiada puede que se distorsione. —le dijo como si de su jefe se tratara, ahí su único jefe para él era Takanori. Aquel tipo de mechas rubias le molestaba tanto porque intentaba dársela de su superior.

—Claro. —fue lo único que dijo para seguir su tarea. No se digno ni a mirarle mientras seguía sobre la escalera y moviendo la brocha en una de las esquinas hasta dejarla en perfectas condiciones. El color que tenía la pintura era agradable para él, era un azul muy suave y discreto así que la luz llenaría el lugar.

— ¿Eres amigo de Taka? —se atrevió a despejar sus dudas de una vez por todas. Su amigo había llegado un día con ese hombre moreno diciéndoles que estaría trabajando con ellos, pero nada más que eso. Que él supiera su superior no sabía de él ni mucho menos le estaba pagando así que el hecho de que Ruki lo hubiera llevado era algo que atacaba su curiosidad.

—No. —se había hecho de pocas palabras desde que había llegado ahí, la verdad era que no quería socializar con ninguno de sus ahora compañeros y mucho menos con Takeru. Prefería sólo dedicarse a su trabajo e irse cuando podía.

Hubo un silencio entre ellos, uno que a Takeru le pareció incómodo, pero que por su lado a Yuu le vino totalmente igual y ni siquiera notó que el otro quería continuar con la conversación.

Al paso de los minutos el de cabellos claros ya se había marchado y en su lugar estaba otro tipo más bajito observándole atento desde el marco de la puerta. Observaba cada una de sus acciones, cada vez el cuarto comenzaba a cubrirse más de esa pintura y el ambiente iba cambiando. Al termino, Aoi dejó las cosas en su lugar para prestarle atención al castaño que desde hace rato había notado.

—Está listo. —dijo orgulloso de su trabajo con una sonrisa apenas notable, cosa que Ruki no tardó en reflejar y después caminar hacia él mientras se concentraba sólo en él sin importarle nada más de la habitación.

The end.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora