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Su mirada estaba clavada en el suelo del lugar intentando procesar lo que Reita le había dicho ¿Cómo podía saberlo? Se preguntaba internamente sin buscarle una explicación lógica

 

—Responde. —ordenó una vez más al ver que la mujer no pretendía decir nada o al menos no en ese momento. Pero no tenía ni la paciencia ni el tiempo como para esperar a que decidiera confesarle que sí se había estado revolcando con otra persona a sus espaldas—. ¿Y te dignaste a decirme bastardo cuando te dije que te era infiel? Vaya, que parece que aquí, tú eres peor.

 

Chihiro no contestó, lo había negado al inicio de la conversación pero este no le había creído ¿De qué servía seguir negándolo? Alzó su mirada hasta dar con los ojos marrones del otro, entre abrió su boca para pronunciar palabra.  Y minutos después la cerró.

—Algo así como… ¿Traición? —completó su frase mientras se volvía a abrochar los pantalones después de aquello. No podía decir que sentía muy bien de haberse rendido ante la seducción del rubio, pero tampoco era como si estuviera lamentándose.

— ¡Eso! —le señaló al decirle la palabra indicada, que no era para nada difícil de saber pero que teniendo en cuenta que era Reita era más que aceptable—. Pero no tengo pruebas, a menos que Takanori sí las tenga.

—Pues si te lo dijo debe ser por algo. —se hundió en hombros mientras sentía los labios del otro besar su hombro derecho con sensualidad como si quisiera seguir lo que recién habían terminado—. Pero aún que te sientas “traicionado”, no veo el por qué te moleste ya que tú le fuiste infiel mucho tiempo y lo sigues haciendo justo ahora. Quizás lo hizo para desquitarse.

—Eso mismo pensé yo pero luego, tomando en cuenta los meses que llevaba, resultó que aquello pasó mucho antes de que ella supiera siquiera de tu existencia, Aoi. —posó sus labios sobre los de él. Tenía muchas intenciones de acariciar su cuerpo entero, ese cuerpo que Takanori consideraba sólo suyo—. Es igual de perra que yo.

—Pero entre los dos, ganas tú. —retrocedió un poco después de deshacer el beso, Akira se estaba aprovechando nuevamente del frío de su cuerpo y aquello le molestaba aunque había decidido no hacerlo notar. Reita le miró con una sonrisa en sus labios para volver a acercarse a él y demandar una vez más su boca.

—Te equivocas, Yuu. —el mayor alzó una ceja con una sonrisa de incredibilidad—. El más perro aquí, eres tú.

***

Shou no conocía el significado de la privacidad. Ese chico se la había pasado revisando sus pertenencias como si se tratara de una librería pública. Entendió su preocupación al principio, si una persona se encuentra por ahí un sobre donde vienen los análisis o chequeos médicos es lógico que se preocupe y la curiosidad o preocupación le obligue a abrir dicho sobre. Pero aquello no le importaba, ya que era su privacidad, su vida, sus problemas y Shou se había tomado toda la libertad de observar dicho sobre para luego preguntarle por qué se hacía esa clase de exámenes.

The end.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora