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Ya era sábado por la mañana y Willy se había despertado por el delicioso aroma que venía de su cocina.

Con pereza reviso su celular eran más  de las nueve de la mañana. ¿Acaso su padre había vuelto del servicio militar?

Después de estar un rato pensado se dio cuenta que estaba en la habitación de este.

-Claro... Fargan- se dijo a sí mismo.

Era demasiado bueno pensar que su padre había vuelto, pero por lo menos tenía compañía. A veces estar solo lo deprimida, pero siempre tenía a Vegetta y a su familia. La madre del ojimorado lo trataba como un hijo más y le encantaba. Le gustaba pensar que si las cosas con su madre fueran diferente tal vez así sería su familia.

Con pereza salió del cuarto de su progenitor para encontrar a su nuevo invitado con un buzo color negro y unos short deportivo de su pertenencia. Su pelo estaba mojado dando a entender que se había bañado hace poco tiempo, pero algo que le llamó poderosamente la atención a Willy fue que la máscara que estaba usando ayer no estaba en su rostro. Dejando ver perfectamente su rostro, el peliblanco no podía negar que era bastante atractivo.

Willy se sonrojo por ese pensamiento.

-¡Buenos días Willy! - Saludo Fargan con alegría mientras preparaba café.

-Buenos días... No era necesario que hicieras el desayuno- el peliblanco sonrió.

-¿Te molesta? Sentí que era lo mínimo que podía hacer...

-¡No! ¡No! ¡No me molesta! - exclamó Willy -Es que tu brazo...

El mitad búho sonrió enternecido.

-No te preocupes Willy - Fargan sirvió un poco de café en una tasa y se la pasó - Mejoró rápido, cuando te quieras dar cuenta mi brazo ya va estar como nuevo.

Después de esa pequeña charla los dos se sentaron en la mesa de la cocina a disfrutar del desayuno. Para el peliblanco era raro levantarse un sábado a la mañana y especialmente desayunar con alguien.

Willy se sentía a gustó al lado de mitad búho. El peliblanco comenzó a contarle múltiples anécdotas de su día a día, como molestaba a los profesores o a sus amigos, ect. Fargan se reía o hacia algún comentario gracioso y le daba nuevas ideas a Willy.

-¡Ya se! Cuando me mejore, puedo pasarte una bolsa llena de petardos por alguna ventana de la escuela- Comentó Fargan entre risas.

-¡Que buena idea! Nadie sospecharia de un búho- el peliblanco río - ¿Donde estuviste toda mi vida Fargan?

-Lo mismo me preguntó Willy- El mitad búho sonrió, pero el peliblanco pudo notar algo de tristeza en su mirada.

-¿Sucede algo? - Preguntó Willy algo preocupado.

Sus miradas se conectaron, haciendo que el peliblanco se sintiera algo nervioso.

-No, sólo recordé algo...

Se quedaron en silencio por un par de segundo hasta que Willy decidió hablar.

-Fargan... ¿Puedo hacerte una pregunta? - el nombrado asintió -¿Siempre fuiste un búho?

Fargan desvío la mirada.

-No, antes era un humano normal- el mitad búho suspiró.

-¿Y por qué...? - el peliblanco no pudo terminar la oración porque el sonido de una llave abriendo su puerta lo interrumpió.

Castigó [Willgan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora