Capítulo 01

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-Bien chicos, esta es su nueva compañera, Kagami Tsurugi. Por favor sean amables con ella y denle una cálida bienvenida.

Todos en el grupo le saludaron con una amable sonrisa.

-¿Es tu amiga del esgrima, no es así, Adrien? –Le preguntó su amigo.

-Así es, es ella –Respondió torpemente sin apartar su mirada de ella y recibir una dulce mirada a cambio.

Nino le miró raro y se giró a ver a su novia algo confuso, al parecer ella también podía notar algo más entre ellos.

-Tú también lo notas ¿no es así, Alya? –Le preguntó Marinette a su mejor amiga sin ánimo alguno tras haber presenciado también la escena entre ambos.

-No sé de qué hablas, Marinette –Respondió para tratar de no hacerla sentir mal, solo obtuvo un suspiro como respuesta.

Kagami conocía al rubio desde hace ya algún tiempo, se habían presentado en sus clases de esgrima y no era un secreto para ninguno de los dos que hubo algo lindo desde ese instante. Y ahora... todos sus compañeros también lo empezaban a notar.

-Ahora sí... lo perdí para siempre –Decía una Marinette desilusionada en su cama luego de terminadas las clases.

-No seas tan dramática –Le decía su amiga sentada en la silla de su computadora.

-Vamos, Alya... tú viste cómo se miraban ¿no es así?

-Bueno, no realmente –De nuevo... no la quería lastimar.

-No mientas, vi las miradas que intercambiaste con Nino –Suspiró.

Alya solo enmudeció, ella sabía lo que su amiga sentía por él, sabía que esto le dolía, debía buscar una manera de animarla.

-Vamos, Marinette. Solo fue una simple mirada.

-¿Y qué tal si fue más que eso? –Decía mirando a su techo sin apartar su mirada triste de él.

-Sabes que Adrien no es el único chico en París ni el mundo ¿cierto?

-Tal vez no lo sea... pero es al único que quiero, Alya.

Su amiga la miró en pena, sabía que las próximas clases no iban a ser nada fácil para ella gracias a la presencia de aquella nueva chica. Pero también sabía y creía en su mejor amiga, sabía que era fuerte y aunque esto le doliera, lo superaría poco a poco y por supuesto... con su ayuda, para eso eran las amigas ¿no?

El día siguiente en el instituto no fue nada sencillo, justo como lo había sospechado Alya. Marinette se notaba tranquila al hablar con ellos, pero cuando no lo hacía se distraía fácilmente, no dejaba de mirarlos sin expresión alguna en su rostro. Ocultaba el hecho de que estaba lastimada y solo aparentaba estar bien.

-¿Marinette? –Le llamó su mejor amiga – ¿No piensas salir? Las clases acaban de terminar.

-¿Eh? –Esta estaba confusa, al parecer... se había quedado dormida despierta sumergida en sus pensamientos.

-¿Todo bien?

-Ah, sí, claro –Confirmó colocándose de pie, su amiga solo subió la ceja incrédula.

-Realmente... no te creo.

Ambas salieron del salón, Alya sabía que estaba mal, pero tampoco quería presionarla así que simplemente le dio algo de espacio. Cuando Marinette estuviera lista se acercaría hablar con ella, eso era seguro, así que solo respetaría su dolor y esperaría.

Ya había pasado una semana desde la llegada de la chica nueva, todos en el salón la habían acepado de buena manera. Al Adrien notar esto decidió dar un anuncio el cual no a muchos les sorprendió ya que era algo obvio. Pero era oficial, él y Kagami estaban saliendo y no era algo reciente, al parecer ya estaban juntos desde antes ella llegar al instituto.

-¿Por qué no dijiste nada? Se supone que soy tu mejor amigo –Dijo Nino.

-Verás... yo quería que la conocieran primero –Sonrió al verla.

Alya solo se giró a ver a su mejor amiga con pena, ella estaba sentada disimulando una sonrisa a lo lejos del grupo reunido. Solo le hizo señas para que saliera con ella un momento, Marinette entendió y la siguió fuera.

-Vamos amiga, supongo que es feliz.

-Lo sé... puedo notarlo cuando se queda viéndola –Dijo fingiendo su dolor, pero Alya sabía lo que sentía.

-Anda, veámonos en el parque luego de clases, voy por helado y charlamos un rato ¿te parece?

-Está bien...

Marinette se sentía desilusionada, ella sentía algo realmente fuerte por él y ahora... ahora estaba por llorarle a su amiga en un parque gracias a la pena que sentía.

Las clases habían acabado, Alya se despidió de su amiga y le pidió que no olvidara verla en el parque. Salió hacía la tienda en busca de un pote de helado para su amiga, y ¿por qué hablar en un parque y no en su casa? Sencillo, en la habitación de Marinette habían cientos de fotos de Adrien que no iban ayudar en nada, y en su casa simplemente sus hermanitas no las dejarían. Así que el parque estaría bien.

Alya se dirigía ya a pagar el helado para así salir a ver a su amiga.

-¿Alya? –Le llamaba una voz algo conocida.

Esta se giró a ver quién le llamaba y sonrió al darse cuenta de quién era, cuando Alya decía que había más chicos en París, sin duda se refería a este en particular.

-Luka Couffaine, tiempo sin verte.

Siempre   •Lukanette•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora