Capítulo 08

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Empezamos el ensayo de manera tranquila aunque yo realmente no me sentía así. No podía dejarla de mirar durante toda la prueba, pero sus ojos jamás se cruzaron con los míos.

Yo aún no lo entendía ¿cómo me había enamorado de ella? A veces es mejor no saber el porqué de todo y tal vez esta ocasión era una de ella. Enamorarse era un sentimiento increíble ¿no? Yo mismo se lo dije a Marinette, pero... ¿por qué no me sentía así en estos momentos?

Verla triste me ponía igual, ahora empezaba a entender un poco más su dolor de querer a quien no te quiere. Mi estado de ánimo dependía del de ella ¿eso era el estar enamorado? Aún no lo sabía. De todas las chicas de París... ella, quien quiere al súper modelo que toda la ciudad anhela ¡bien hecho, Luka!

En ese momento me desconcentré equivocándome así en los acordes durante la canción haciendo que todos se detuvieran algo en asombro.

-¿Luka? –Le miró Iván -¿Estás bien?

-Si... lo siento. Solo me distraje un poco –Respondí sin dejar de verla.

En ese instante sentí que había metido la pata, pues no solo mi hermana se dio cuenta... sino todos en el ensayo.

Marinette tal vez ni cuenta se dio de lo que ocurría, ella solo miraba el río sin cambiar su expresión. Solo suspiré tratando de hacer caso omiso a todo esperando que los demás hicieran lo mismo.

-¿Volvemos a intentarlo? –Propuse sin expresión alguna. Todos solo asintieron con cara algo preocupada. No les di importancia.

Volvimos al ensayo, pero algo faltaba, era ánimo. Me sentí algo culpable a decir verdad, todos se habían dado cuenta de que algo me sucedía, todos... menos ella.

-Creo que debemos dejarlo por hoy –Dijo Iván –Hoy debo irme más temprano, lo siento –Rascó su nuca.

-Me temo que así será –Suspiró Nino –No se puede hacer mucho sin el baterista.

Todos decidimos dejar el ensayo por el día de hoy. Nos despedimos de Iván y quedamos solo mi hermana, Rosita, Nino, Alya, yo y evidentemente... ella.

-¡Oye, Luka! –Me llamó el mejor amigo del ahora ausente rubio -¿Qué te sucedió hoy, amigo?

-Es cierto –Replicó Rosita –No sueles equivocarte.

-Supongo que solo me distraje –Sonreí para disimular.

-No, amigo. A ti te pasa algo –Comentó Alya, yo solo parpadeé.

-¿No lo crees, Marinette? –Le preguntó mi hermana.

-¿Eh? –Esta estaba totalmente distraída.

-Olvídalo... -Dije en suspiro.

De nuevo... todos me miraron, y no los culpo, mi actitud no era la de siempre.

Pero joder, verla así por alguien que no la merecía realmente me enojaba. Ella era un chica increíble con una hermosa sonrisa ¿por qué él no podía verla como yo lo hacía? Ella estaba triste por él y yo enojado por eso. Su tristeza era mi enojo y mi enojo era estúpido.

Se suponía que debía hacerla feliz ¿no? Entonces porqué sigo enojado y no saco esa sonrisa que tanto adoraba ver. Podía ser algo imbécil cuando me lo proponía. Con mis malas actitudes no lograba nada, solo preocupar a mis amigos.

Seguimos pasando el rato, Marinette seguía distraía. Charlamos, reímos, jugamos con las palabras hasta que llegó el atardecer y la hora de todos irse.

Siempre   •Lukanette•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora