Capítulo 2

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•Connor•

Escribo unas últimas palabras antes de regresar a la página principal y asegurarme de que todo esté bien y en orden. Leo letra por letra y en el proceso siento como mi vista se torna un tanto borrosa obligándome a achicar los ojos y parpadear un par de veces para lograr que mi visión regrese y terminar de verificar las respuestas que coloqué en el trabajo que tengo que entregar en unas horas. Mejor dicho unos minutos. Me acerco a la ventana y corro las cortinas notando que ya a salido el sol lo que dice que ya no falta mucho para marcar la hora de entrada.

Guardo el archivo y corro al baño para ducharme y prepararme para ir a la universidad. Salgo del baño, cojo las prendas que me voy a poner y me visto lo mas rápido que puedo. Arreglo mi mochila y meto la computadora, me coloco mis tenis y salgo disparado de mi cuarto hacia el de Tylor que está frente al mío. Toco con fuerza para que se apresure e irnos, necesito entregar eso temprano o no lo aceptarán.

Verán, estuve tan ocupado con unos inventos y tareas que olvidé hacer un trabajo muy importante que tenía que entregar hoy a primera hora de la mañana, pero olvidé adelantarlo y digamos que el contenido era demasiado largo para hacerlo en un solo día, así que, apenas llegué ayer a casa, me puse en acción para iniciarlo y terminarlo el mismo día.

Toco nuevamente la puerta de mi melliza que por nada del mundo se levanta ni porque éste se esté acabando. Espero al menos dos minutos mientras escucho el piqueteo producido por mi pie al golpear con el piso, la impaciencia carcomiéndome por dentro.

Decido entrar al no obtener respuesta corro escaleras abajo, entrar a la cocina, tomar la única manzana del bol y recordar ir con mi madre al supermercado para comprar mas fruta cuando regrese. Me doy la vuelta para salir pero escucho algo caer al suelo haciendo que me dé vuelta sobresaltado, el frutero estaba en el piso boca abajo, por suerte no se rompió.

—No puede ser —levanto el frutero colocándolo en su puesto y cojo carrera a la puerta—. ¡AH! —retrocedo al ver a una Tylor toda despeinada y somnolienta parada en la puerta de la cocina.

—¿Qué haces despierto? —su voz es ronca y casi en un susurro.

—La pregunta es qué no haces despierta. —camino a la sala pasando por su lado para irme pero me detengo al oír su respuesta.

—Oí ruido y vine —se tira en el sofá boca arriba, con los ojos cerrados—. Además, ¿para qué tendría que estar despierta el día de hoy?

Resoplo con cansancio mirándola como si no tuviera remedio, en serio, esa chica no tuviera cerebro si su cabeza no estuviera pegada a su cuello. Quiero responderle que tenemos que ir para la universidad pero la puerta principal se abre interrumpiéndome.

—Hola, amores —cierra la puerta con el pie, mi mamá trae unas bolsas con compras del supermercado. Ahora no tendré que ir mas tarde con ella para allá—. ¿Vas a salir?

—Voy a la universidad. —digo con obviedad, ella frunce el ceño y mira a mi hermana.

—¿Hoy no había reunión de profesores? —le pregunta.

Tylor asiente —Sí.

Le miro perplejo a ambas mientras que la mayor tiene una cara de pura diversión e intenta reprimir una sonrisa mordiendo su labio.

Esto es increíble, me estresé toda la noche haciendo ese trabajo, ¿para qué? Para que los tonto profesores decidieran hacer una reunión de la cual no estaba enterado, simplemente, genial.

Escucho la risa de Tylor desde el sofá. La fulmino con la mirada y estalla en carcajadas.

—Eso ya se le ha vuelto costumbre. —me masajeo el puente de mi nariz buscando algo de calma.

Corazón de cristal © (La Búsqueda Del Imperio #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora