Capítulo 7

6 3 6
                                    

•Connor•

Me levanto de la mesa para ir a la cocina y lavar mi plato en el fregadero. Cuando termino abro uno de los cajones para sacar la bolsa de comida de Chess y servirle en su tazón. Voy a la parte baja de las escaleras para buscarlo. Antes de traerlo a casa, después de adoptarlo, mandamos a hacer su propia "habitación" al lado del armario bajo las escaleras, aunque es raro cuando está ahí, normalmente está suelto por la casa, en el patio o en la habitación de mi hermana, en ocasiones en la mía pero no me gusta que esté ahí porque puede destruir mis cosas. Lo digo por experiencia.

Cuando me asomo por la puerta de la cocina hacia las escaleras, veo que el conejo no está. Debe de estar con Tylor. Subo a su habitación y, como siempre lo hago, entro sin tocar. Todo el espacio está limpio y ordenado, las sábanas arregladas, los zapatos y ropa en su lugar pero su mochila no está, lo que me hace saber que ya se fue a la universidad. Eso quiere decir que Chess no está aquí.

Voy a mi habitación pero sé que tampoco está allí porque la puerta está cerrada y él no estaba dentro cuando salí. Voy a la sala y me encuentro con mi progenitora arreglando sus cosas para irse a su trabajo.

—Mamá ¿Has visto a Chess? —ella toma su bolso y lo cuelga es su hombro.

—No cariño, pero si es para alimentarlo Tylor ya lo hizo.

Reviso mi teléfono para ver la hora. Mierda es tarde.

Salgo con mi madre y me subo al auto en el asiento del copiloto. Ella conducirá. A pesar de que ya tengo licencia de conducir y he ahorrado el suficiente dinero para comprarme un auto propio, no lo he hecho. No es por tacañería o algo por el estilo, es sólo que para qué lo voy a comprar cuando sé que no lo usaré porque me la paso encerrado en mi cuarto y para lo único que salgo es para ir al viejo taller de mi padre y para asuntos universitarios.

Mi madre enciende el auto y se pone en marcha. Se detiene a unas cuadras de la institución educativa porque, según ella, no quiere avergonzarme frente al resto de los estudiantes por traerme, cosa que a mí me vale mierda pero igual aprecio su gesto. Antes de irse me mira y dice:

—Recuerda ir a la cafetería para que me ayudes con el congelador —me da un beso en la mejilla y arranca despidiéndose con la mano.

Esa es una de las grandes ventajas de tener a un hijo que se ha dedicado toda su vida a aprender sobre robótica, tecnología, electrónica y todas esas materias. Si necesitas reparar algún artefacto que incluya cables, motores, condensadores, no es necesario pagar para que otro lo haga.

Camino el resto del camino a la universidad pensando en las investigaciones que hemos hecho los chicos y yo los últimos días. Luego de que Flay llegara a mi casa después de haber ido a las ruinas, me dijo que no había encontrado nada además de un gran hoyo en la tierra en donde oía voces que le susurraban que se alejara de algo que desconocemos pero sabemos tiene relación con él.

Y eso no es todo. Dos días después de habernos reunido en el taller para averiguar lo del temblor, Israel me comentó que ese mismo día Alex, luego de irse, se encontró con una sujeto encapuchado en el medio del bosque, según lo que él dijo, este sujeto se movía con mucha destreza entre las sombras cuando le perseguía y que cuando casi lo atrapaba este se desvaneció en el aire justo antes de salir del bosque.

La primera me lleva a pensar en una antigua tribu que cuidaba un templo sagrado que ahora yace bajo tierra, Lynx. Templo en el que estaba resguardada una joya que, además de valiosa, era peligrosa: La Esmeralda Maestra. Lo segundo me lleva a lo mismo sólo que ya no se trata de La Esmeralda Maestra, sino de la persona que robó El Diamante Sombrío: Memphies. Pero si ese es el caso entonces faltaría la tercera gema: El Rubí Infinito. Las tres conforman las Gemas de Energía, unas gemas llenas una energía que si las juntas sería capas de abastecer a una Pangea.

Corazón de cristal © (La Búsqueda Del Imperio #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora