Capítulo 4

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Tylor

Abrí mis ojos lentamente observando mi habitación tras las penumbras. Siento un cosquilleo en mi brazo izquierdo. Estiré mi mano perezosamente y tomé el despertador al lado de mi cama para ver la hora. Las cuatro con doce de la mañana. Saco una pierna de entre las sábanas con la intención de salir de la cama, y sí que salí de ella, pero a dar contra el piso. Me levanto masajeando mi mejilla, que debe de estar roja por el golpe, y salí del cuarto, justo en frente está una puerta de color crema con una "C" en dorado.

Esa fue mi idea.

Bajé las escaleras y me adentré a la cocina para tomar un vaso con agua. Al estar al pie de las escaleras veo hacia arriba hasta el siguiente piso con la esperanza de teletransportarme hasta allá, pero como sé que eso no va a pasar, tengo que usar mis pesadas extremidades para ascender, abrir la puerta de mi habitación y meterme otra vez a la cama.

Ok, aquí vamos.

Reuniendo todas las fuerzas logro subir, y siento ganas de celebrarlo pero con esta flojera veo que es imposible. Tomo el pomo de mi puerta para abrirla y dormir al fin pero algo me lo impide. Ese cosquilleo otra vez.

Doy vuelta enfrentándome con la habitación de enfrente, sin pensarlo dos veces entro y vaya vista mas bella. Nótese el sarcasmo.

Mi hermanito está en bóxer verde con una camiseta blanca como pijama. Está sentado en su escritorio haciendo unas cosas en su computadora, si pudiera se casaría con esa cosa. Me acerco y dejo caer todo el peso de mi torso sobre su espalda, no se inmuta sólo sigue tecleando en el aparato como si eso no hubiera pasado.

—¿Qué ocurre? —pregunta sin despegar la vista de la pantalla.

—Deja de preguntar tonterías si sabes la respuesta, además, soy yo la que debo preguntar eso. —murmuro con voz ronca, trato de mantener mis ojos abiertos pero lo veo imposible.

—Perdón, aveces olvido esa rara reacción en tu brazo que tienes cada que, supuestamente tú, algo no está bien, y por ese algo me refiero a mí. —reí por lo acertado de su respuesta.

Eso es algo que aún no nos explicamos, aveces siento un cosquilleo en el brazo izquierdo y da la casualidad que siempre es cuando Connor tiene algún tipo malestar. Conexión de mellizos le digo yo.

—Y en este momento veo que tú vuelves a tener esos días en los que casi no duermes —me levanto y coloco a su lado girando su silla para que me vea—. ¿Insomnio?

Sacude la cabeza —No, es sólo que quiero saber qué es lo que pasa con esas extrañas radiaciones del otro día.

No digo nada y me dedico a detallarlo con cuidado. Su cabello rubio esta alborotado como si hubiese pasado las manos continuamente por él, sus ojos azul caramelo se muestran cansados y es evidente por las notables ojeras que tiene bajo ellos. Tomo sus manos halándolas, obligándole a levantarse y lo llevé a la cama a rastras para luego tirarlo en ella.

—Tylor, estoy ocupado. —se quejó intentando levantarse pero se lo impedí y me metí en la cama junto a él.

—Por orden mía ya no lo estás, además ya todo está listo para cuando Flay pase más tarde antes de ir a las ruinas —nos arropé con la cobija—. Tómate un pequeño descanso ¿sí? Te hará bien, no quiero que enfermes por estar obsesionado con esto. Recuerda lo que él te decía: "la salud está antes..."

—"... que cualquier cosa" —terminó la frase, una sonrisa se dibujo en su rostro y no era de felicidad en su totalidad—. ¿No te irás hasta que me duerma?

—Nop —volteó los ojos para luego cerrarlos. A pesar del sueño, no despegué la mirada ni un segundo de él. Minutos después abrió un ojo sin sorpresa por verme aun despierta—. Eso no funciona conmigo, Einstein. Te conozco demasiado bien, ya me sé todos tus trucos.

Corazón de cristal © (La Búsqueda Del Imperio #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora