"Un Primer Amor Complicado" [JooKyun]

Capítulo 9

📢 POV JOOHEON

Odio el pasado que llevo detrás.

Es triste y siempre que lo recuerdo me hace miserable, provocándome un vacío en el pecho que duele. Por eso he vivido algunos días de mi vida ignorándolo fervientemente y aun así nunca he podido alejarme lo suficiente de él como para que no me lastime, para que no dañe lo que con tanto esfuerzo intento reconstruir.

Era pequeño cuando ingresé al orfanato junto a mi hermana menor y desde ese entonces nosotros seriamos la única familia biológica del otro. Así que cuando me di cuenta de que no volvería ver a mis padres después de que el gobierno los apartara de nosotros, tomé sus lugares y me hice cargo de Solji, quien se la pasaba llorando sin comprender nada de lo que ocurría a su alrededor. Fueron noches largas sin dormir en las que trataba de calmarla y no echarme a llorar junto a ella.

Tuve que madurar de golpe, de un día para otro fui arrojado a un mundo desconocido del que no comprendía nada pero realmente no importaba porque lo único que quería era cuidar de mi hermana y que no le pasara nada. Hoy sé que a pesar de todo fuimos muy afortunados ya que toda la gente del orfanato era amable y cariñosa, hicimos amigos de nuestra edad y mayores también.

En algún punto lo sentí mi hogar, Solji siempre decía que pertenecíamos a una familia, a una muy grande. Y no podía estar más de acuerdo con ella porque para mí todo iba bien, éramos felices y estábamos rodeados de personas que nos querían. Ya no sentía que estábamos solos los dos en el mundo...

Hasta que vinieron a adoptarme cuando cumplí 8 años.

Estuve aterrado cuando me dijeron que comenzaron a hacer los trámites para mi adopción ya que no quería irme de ese lugar sin Solji, pero con mi edad no podía hacer nada más que seguir la voluntad de los adultos, las posibilidades de que personas en busca de adoptar elijan llevarse a los hermanos juntos era tan pequeña y aun hoy lo es. Así que en ese momento todo lo que hacía era rogar que el día que me llevaran, trajeran a Solji también.

Pero nadie me escuchó, no paso. Y mientras mis nuevos padres me llevaban hacia el coche diciendo que tendría una buena y linda vida, otro comienzo, mí vista solo estaba fija en mi hermana mirándome desde la puerta del orfanato hecha un desastre de lágrimas y gritos.

―Tranquilo ―me había hablado la mujer con voz suave poniendo una mano en mi cabeza, acarició mi cabello con gentileza―. Veras que ira todo bien.

Quise darme vuelta y correr a abrazar a Solji pero no pude, ni siquiera, comenzar a hacerlo cuando subieron mis pocas cosas al auto y a mí también. No me dieron tiempo de mirar atrás una vez ahí porque arrancaron el coche deprisa. Sentí que el mundo se me venía encima.

Poco a poco y mientras crecía iba comprendiendo más las cosas.

Las personas a las que yo llamaba Mamá y Papá tenían una manera demasiado organizada de vivir, una dirigida por muchas reglas. Las peores para mí, cuando cumplí 10 y llevaba viviendo con ellos 2 años, eran:

Nunca corras por la casa.

Tu habitación siempre tiene que estar ordenada.

Estudia en lugar de jugar.

Cuando veía por la ventana de la primera casa en la que viví junto a ellos a los chicos jugar en la plaza de enfrente solo podía envidiarlos. Fue la primera vez que deseé irme de allí. Además, cuando miraba a otros niños las ganas de ver a Solji eran más intensas, no había ni un momento en el día en que no la extrañaba y me preguntaba como estaría. Si comía, si dormía... Si me recordaba tanto como yo a ella, porque a pesar de tener una nueva familia nunca la olvidé aunque mis padres adoptivos me repetían que lo hiciera cuando yo les contaba cosas de ella.