07| SÚBITO SUCESO

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Una señorita de mediana estatura, vestida semi-carnavalera y supersonriente me ofrece una tentadora bandeja de pasantes de carne

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Una señorita de mediana estatura, vestida semi-carnavalera y supersonriente me ofrece una tentadora bandeja de pasantes de carne. Por su acento aseguraría que es Brasileña.

Y antes de que mi estómago reviente con un sofisticado auxilio en forma de rugido, tomo toda la bandeja en mi poder con entusiasmo. El olor que emana es exquisito.

La chica carialegre me indica con mímicas —luego de perderme en su portugués— que comparta los pasantes con los demás invitados como si fuera un mesero. Mis carnitas para repartir.

Asiento convincente y ella se pierde de vista confiada.

«Pero claro que no».

Me escabullo ágilmente entre la multitud y esquivo miradas de recelo, siento que a todos se les antoja de mi carne. Se me atraviesa un coctel en la barra y lo subo en mi bandeja sin que pueda notarlo el barman.

Finalmente y como ratón de iglesia, me termino devorando la bandeja en uno de los sillones más apartados, excluidos y hasta exóticos del sitio. Ahí se encuentran otros tres iguales al mío.

Nadie me nota. Soy feliz. El cóctel está algo fuerte para mi gusto, pero con hambre todo pasa.

Mis ojos capturan la hora de mi reloj sin proponérselo. Ahora son las 10:05p.m.

«No sé si podré verla antes de las 12:00a.m.».

Mientras estoy ocupado llenando la panza, escondiendo mi "crimen" y pasando desapercibido por el mundo, una chica se sienta en mi sillón pegadita a mí.

Volteo a verla estupefacto. ¿Vendrá a denunciarme o por carne?

Es pequeña, me llega al hombro. Su cabellera es negra y muy abundante. No trae maquillaje como las demás chicas, pero me pregunto si sus pestañas son reales. Su vestido encubierto no encaja mucho con el lugar y sus medias de malla pretenden dejar todo a la imaginación. Tiene botas agraciadas estilo Bratz y pulseras muy curiosas en sus muñecas.

Diría que es dark, pero su actitud no va, menos su carita. Diría que es muy fresa, pero sus uñas masticadas y escasez de maquillaje tampoco ayudan. Será un intermedio.

Ella es tímida. La sangre se le subió a las mejillas desde que se sentó y no modula. Sinceramente no sé por qué se sentó aquí y no en los otros.

Ella sonríe frente a su celular y yo hago el intento de seguir disfrutando mis presas tranquilo.

De repente me determina y la curva de sus labios me menea a mí. Me entrega su teléfono para que lo vea y me quedo pasmado cuando percibo un tablero de nuevo contacto para colocar mi número, en el nombre puso: "Futuro Amigo".

Me parece muy agradable y decido ponerle mi número, también mi nombre. Después le devuelvo el teléfono con una sonrisa.

—Mmm ¿y tú?, ¿cómo te llamas?

Amor Sublime © |Libro I| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora