26| EL BENEFICIO

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—¿No crees que hizo lo mismo contigo?

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—¿No crees que hizo lo mismo contigo?

La pregunta parece ofenderla, por lo que se limita a negarlo.

—Perdón si te incomodé. —Se acomoda en el sitio del principio, soltando las rejas—, pero es algo que debes considerar.

—¿Qué pretendes insinuar? —habla bajito para no crear polémica con nuestros vecinos.

—¿Yo? nada... «más que la verdad».

Ella tuerce su comisura labial en forma de reproche.

—¿Crees que me hipnotizó hasta el punto de no reconocerte y cambiar su apariencia? —relata lo que realmente ocurrió.

—Eh... pues sí.

—Entonces tú eres mi verdadero novio y todo ha sido una trampa, ¿no?

Me motiva mucho su comentario. Un cosquilleo llamado felicidad comienza a resguardarse en mi interior.

—Sí. Dios, sí. ¡Acertaste perfectamente, amorcito!

—Ya veo... —Tiene cierta convicción en su tono—. Es increíble en verdad.

—Lo sé. No tienes idea de lo difícil que ha sido. —Mi sonrisa me delata. Quisiera traspasar el enrejado para ir a abrazarla.

—Increíble la capacidad que tienes para armar cuentos. —Subestima la realidad—. ¿Sabes qué es lo peor? Que no te sirven para ligar. —Me determina con ¿pesar?

—¿¿Qué?? —Me exalto, olvidando que no puedo elevar la voz—. ¿¿Cómo que ligar?? —Uno de los reclusos me calla con un fuerte 'shhhh'—. Lo siento. —Veo hacia la pared, humillado.

—¿Quieres guardar silencio? Me avergüenzas —musita con estrés.

—Ah, ¿yo te avergüenzo? —Veo hacia mi alrededor, entonando un potente susurro—. Ya veremos. Cuando se te pase la hipnosis estarás aquí rogándome —aseguro, señalando mi sitio.

—Claro, como si esas cosas pasaran. —Relajadamente se mira su manicure.

—Bueno, ya lo veremos. —Me levanto del suelo, yendo hacia la cama—. Por ahora descansemos.—Examino mi refugio y me acuesto.

—¿Descansar? —cuestiona disgustada—, ¿en verdad puedes dormir en un lugar así?

—¿Hay otra opción? —respondo con los ojos semi cerrados, a punto de rendirme.

—No. Pero, es que no tengo pijama. —La escucho preocupada—. ¡James, no te duermas!

—Uhm... aquí estoy.

—Esta ropa es incómoda y tengo frío y no... —Mis párpados se caen—. ¿James? —Se da cuenta de que me privé—. No me dejes sola.

—Perdón. —Doy un suspiro hiperventilado—. ¿Qué me estás diciendo?

Amor Sublime © |Libro I| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora