Capítulo 5♠

74 22 6
                                    

Este capítulo va dedicado LeslyAniir por su fe en mí. Y sus lindas palabras.
Grax🍭

♠♠♠

Nastya.

Me duele la cabeza...

Suelto un quejido al intentar levantar mis manos para ponerla sobre mis sien.

Estoy amarrada de las muñecas y tobillos. Otra vez.

Recuerdos invaden mi mente.

Disparos.

Heridos.

Golpes.

Escalofríos recorren por mi cuerpo. Me quitaron de mi casa a la fuerza. Me secuestraron.

Me encuentro en un cuarto oscuro que solo logro notar el brillo que refleja la luna por la ventana.

Ya es de noche.

Estoy sedienta y me duele el cuerpo por estar tirada sobre el suelo. Trato de estirarme como puedo, pero es imposible, tengo las manos por detrás de la espalda. Estoy asustada, ya quiero ver a mis padres a mi mejor amiga y novio.

El crujido que emite la puerta me quita de mi aturdimiento.
La misma altura, hombros anchos, largos brazos, en definitiva es el hombre que me había traído a este lugar.
Permanece parado, sin decir nada. Solo observándome.
Luego de unos minutos empieza a caminar en mi dirección, es el miedo que habla por mi en este momento libero el primer sollozo, se acerca a mi...

Agarra mis tobillos y quita la cuerda que los sujetaban, hace lo mismo con mis muñecas. Me toma del brazo y hace que me ponga de pie, me guía a la puerta y forcejeo quitando sus manos de mi brazo, cuando lo logro, puedo correr.

Corro lo más rápido que puedo, a pesar del dolor y la sed, lo hago.

Me encuentro en un pasillo largo, luces parpadeantes que dejan más escalofriante a este lugar.
Encuentro las escaleras que me guían a la planta baja, bajo los escalones en dos en dos tratando de llegar rápido a la puerta de entrada y  ser capaz de escabullirme.

No miro detrás mío ¿no me siguen? Toda posibilidad de escapar se desvanece cuando otro hombre aparece justo en frente a mis ojos.
Ya es tarde para dirigirme por otro lado y escapar. En un movimiento rápido me sujeta del cabello y me tira al suelo de madera.

Siento mi rostro arder por el golpe contra el suelo, otro sollozo combinado con un quejido de dolor escapa de mis labios. Tengo miedo, bastante miedo. Fue bastante estúpido de mi parte hacer lo que hice, además que me lo advirtió.

Estúpida Nastya.

Me levantan, quisiera poder resistirme pero me es difícil, estoy golpeada y mi organismo necesita hidratarse.

Me llevan a otro lado de la casa, pasamos por la cocina-comedor donde me fije que hay como tres hombres, descargando de bolsas negras unos...hum... no pude ver lo que éstas contienen, el hombre hace que aparte la vista rápidamente.
Esta casa es mas grande de lo que parece, hay pasillos largos y varias puertas de lo que creo que son de recamaras.
Hasta que me detiene en frente de una puerta de metal, cerrado con candados.

El hombre que me sujeta de los brazos señala la puerta al otro que se encuentra en su costado para que lo abra. Todos aquí llevan pasamontañas, vestidos todo de negro y lo único que puedo ver de ellos son los ojos.

La puerta es abierta haciendo un ruido contra la pared. Me tiran dentro de ella que no logro equilibrar mi cuerpo y termino cayendo, pero esta vez antes de golpear mi cara por el suelo me sostengo de los codos, cuando me estoy levantando escucho la puerta de metal cerrarse y movimientos de cadena con candados en la misma.

La pieza es pequeña que solo cuenta con una cama, colchón blanco, las paredes son de color negro verdoso y además en algunas partes la pintura esta rasgada, haciendo notar el cemento gris a su vez.
Me siento sobre el colchón sin importar el olor a viejo y polvo, es esto o el piso con telarañas y tal vez ratones.

Me recuesto contra la pared, colocando mis rodillas por mi pecho y lío mis brazos alrededor de ellas. "Tengo que tranquilizarme, no me harán daño, o eso creo. Y sin mi no tendrían el rescate", pensé.

Seré positiva y actuaré inteligente.
Me repito una y otra vez hasta convencerme.

La habitación esta a oscuras que apenas es visible mi mano si pongo en frente de mi rostro. Se asoma un destello de iluminación por el poco espacio que esta la puerta del piso.

Mis párpados se volvieron pesados que me recuesto sobre la pequeña almohada azul.
No sé cuánto tiempo pasa y nadie viene. Estoy aún sedienta. Necesito agua.

Tal vez, si intento dormir, podré pasar la picazón que siento en mi garganta seca.

Así que me acurruco abrazando la almohada, imaginando que es un osito de peluche que me había regalado mi mejor amiga.

Corazón HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora