Capítulo 23♠️

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Nastya.

Estoy de un lado a otro en mi habitación, dando vueltas con mi celular en manos, esperando el aviso para poder salir. Miro para el suelo y veo que el cordón de mi calzado para correr, se desató. Estoy llevando puesto una calza negra con una remera del mismo color. Cuando mi cordón ya está con un nudo ajustado, mi celular empieza a vibrar, alertándome de un mensaje. Él mensaje.

Salgo con cuidado de mi habitación sin hacer tanto ruido en dirección a la puerta de la cocina, que da al exterior. Son pasadas de las once de la noche cuando doy vuelta a la casa, esquivando a los guardias. Corro por el sendero donde al final se encuentra estacionado el auto de Derek. Me escabullo en el asiento trasero del mismo.

—Ya puedes arrancar —digo y así lo hace.

—Hace tiempo no me escapaba —habla Kaira desde el asiento del copiloto.

—Tienen dieciocho años, tienen que poder salir las veces que quieran —habla Derek.

—Eso sólo funciona contigo Derek —lo fulmina con la mirada Kaira —vivimos bajo el mismo techo de nuestros padres, tenemos que seguir las normas.

—Exacto —doy un resoplido —¿Ya sabes el camino del Hospital? —asiente.

Después de salir del hospital esta tarde, decidí en venir en el horario que se encontraría Isabel Cooper, pero no podría venir sola. No tengo vehículo propio y si utilizo el de Robert, se daría cuenta o el de alguno de mis padres. Kaira podría prestar el de sus padres pero pedirían explicaciones del porqué para estas horas de la noche y, Anton está fuera de las opciones. No tuve de otra que llamar a Derek, quedó en pasar por Kaira de su casa y luego en la mía. Por suerte no se negó, ni me pidió ninguna explicación. Me es incómodo aún estar cerca de él, pero podría acostumbrarme. Y cada vez que lo miro, estoy segura que ya no siento nada por él. Nada de amor. Sólo cariño de amigos.

Kaira fue la excepción. Le conté cada detalle del día. Las palabras de mi madre, mi charla con Derek, todavía no puede creer mi decisión de perdonarlo, pero la respeta. Ella todavía está disgustada, le cuesta perdonar lo que hizo.

Y, respecto a Anton, no sabe qué pensar. Igual que yo. No sé con qué podría encontrar con las respuestas de Isabel, ¿Sabrá algo? Claro que sí. Debieron de darle al menos una explicación cuando la rescataron. ¿Y si la mintieron igual que a mí? Mierda, no pensé en ello. Pero, no pierdo nada con intentar hablar con ella.

Tengo que saber qué oculta Anton, ¿Su familia estará implicada? ¿Por qué mi madre también me mintió? ¿Por qué mi padre no sabe nada? Son tantas preguntas... Y de lo único que estoy segura es que Anton es bueno, sea lo que sea que información obtenga, sé que es bueno. La forma de mirarme, de tocarme, sus palabras. Todo lo que hace me dice que es bueno. Ah, no olvido que fue él quien me rescató. También estoy segura de mis sentimientos por él.

Le quiero a Anton, más que nada.

Por eso tengo que hacer esto. Quiero saber en donde me estoy metiendo. Que terreno estoy pisando.

Derek detiene el vehículo en el estacionamiento del hospital, hay pocos vehículos más en el lugar. Pero todo es tan tranquilo. Bajamos del auto y un suave viento fresco golpea mi rostro y hace volar mi cabello para atrás.

—¿Te quedarías a esperarnos un momento? Por favor —me dirijo a Derek.

Nos mira primero a mí y luego a Kaira. Asiente.

—Las espero.

Nos damos la vuelta y empezamos a caminar para la entrada del hospital, ingresamos directo a recepción. No es la misma chica de la tarde, por suerte. Esta es morena y no utiliza lentes.

Corazón HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora