Capítulo 21♠️

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Anton.

Sentirla sobre mí, meneando sus caderas contra mi miembro es algo que no puedo explicar. Tengo un huracán dentro que si no se detiene pronto voy a explotar en lavas y lo último que haga es dejarla ir. Lo que más quiero es quitarle la ropa y hacerla mía, pero no sería lo más apropiado. Hemos avanzado un montón en esta última semana, cada día la veo mejor que el anterior, cada día me tiene más confianza y es más abierta conmigo y eso, me encanta.

Nastya me fascina, que me dolerá perderla.

Más de una vez intente apartar su cuerpo del mío, pero se apega más y más que a través de la ropa siento lo mojada que está. Creo que me volveré loco.

Aparta su boca de la mía en busca de aire y aprovecho para hablar.

—Nastya, si no paramos ahora creo que no podré controlarme más.

Ella me mira con esos expectantes ojos mieles que tanto me gustan, no es la Nastya de hace minutos, la que estaba frágil y llorando por lo sucedido en el Instituto, ahora es como si eso jamás hubiera pasado, veo en ella que desea más que simples besos.

—Tal vez no quiero que te controles.

—No creo que sea lo más apropiado —respondo. Ella se levanta y se coloca frente a su estante de libros, tratando de distraerse. La conozco bastante bien como para saber que se siente rechazada.

Que estúpido soy.

Me levanto después de colocar una vez más mi miembro entre mis pantalones, duele por la ausencia de su cuerpo. Me coloco detrás de ella y toco sus hombros desnudos.

—Sé lo que estás pensando y no es eso —no responde —Lo que más quiero es quitarte la ropa, tirarte a la cama y hacerte mía. Solo digo que no sería apropiado con todo lo que estás pasando.

Se voltea a verme pero sigue sin responderme.

—Te dejaré en claro que te quiero pero no solo para meterte a la cama, te quiero para mucho más que eso, antes que cometamos errores y te arrepientas o dudes de mis sentimientos — termino.

—Yo no dudo de tus sentimientos Anton, yo también te quiero y estoy segura de ello. Por eso quiero hacerlo.

Trata de esconder la desesperación en su voz pero falla.

—Dime qué es lo que quieres.

—No pensé que tengo que rogarte para que me toques.

Me maldigo internamente por esto. No es capaz de ver el poder que tiene sobre mi, ella solo tiene que decirme lo que quiere y yo gustoso voy a dárselo. No quiero que me ande rogando, no sería necesario.

Pero una parte de mi se pone feliz por escucharla decir que quiere que la toque. Todo lo que quiero es que confíe en ella misma, que se vuelva a sentir segura de su cuerpo y no dude de eso jamás. Esto es un claro hecho de que estoy haciendo bien mi trabajo.

—Así que quieres que te toque —asiente.

Sé que no volverá a decirlo porque es una pequeña orgullosa, bueno yo también.

Agarro de su muñeca y la guió al baño de la habitación, no dice ni una palabra ni yo tampoco. Si quiere que la toque, cumpliré encantado su deseo. También ansío tocarla desde la primera vez que la vi.

Cierro la puerta del baño cuando ingresamos. Miro su rostro tiene las mejillas rosadas y se muerde el labio inferior ansiosa. Agarro de la parte baja de su blusa y se la quito, desabrocho su vaquero y las bajo por las piernas hasta quitarlo por completo.

Corazón HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora