Capítulo 16♠

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Anton.

—Te lo preguntaré por última vez —me dirijo de nuevo al lugar de donde se encuentra —¿Quién te contrato?

Hace aproximadamente media hora estoy considerando haber perdido la cordura.

El hombre que tengo adelante abuso de Nastya y para mi ya es una basura que debe ser eliminada pero, lastimosamente no tenemos órdenes de liquidar, así que lo único que me queda es aguantar y tragar mi odio que siento por este miserable.

Los otros dos hombres que Logramos capturar ya fueron llevados a Washington DC. Fueron golpeados por información, información que no estamos consiguiendo.

—A ver, maldito hijo de mierda hoy es un pésimo día, no amanecí con la suficiente paciencia para esperar. ¡Habla de una vez! —lo golpeo en la mandíbula.

—Anton... —Nick me llama desde las escaleras pero no le presto atención.

Agarro al sujeto de su camiseta negra levantándolo.

—¡Habla! —grito. El hombre que tiene por nombre Gabriel Morgan, se mantiene inexpresivo que lo tiro de vuelta al suelo.

Me doy vuelta como para salir ya del lugar.

—¿Por qué tanta rabia? —habla con dificultad —¿Por qué no pueden conseguir lo que quieren? O, ¿Porqué asalte el cuerpo de la princesa? —jadea.

Su desagradable risa inunda el sótano. Cuando para me observa con una ceja levanta.

—Por tu expresión diría que es por la chica —se burla —me siento un hombre afortunado por haber abusado de ella.

Doy grandes pasos a su dirección que vuelvo a agarrar su camisa y lo levanto del suelo. Se encuentra desatado, sin agua ni comida durante este tiempo es difícil que me ataque. A pesar que es mas grande que mi, logro ponerlo de pie y tirarle por una pared, yo sobre él.
Observo su rostro y solo hay diversión en él.

—De seguro querrá repetirlo, grito mucho la ultima vez —ríe.

—Anton... —Nick vuelve a llamarme, pero lo ignoro.

—No sabes el placer que sentí, verla para mi. Desnuda —escupe.

No me da tiempo para procesarlo, con sólo imaginar a Nastya siendo forzada ya es suficiente para mí.

La rabia me ciega.

Lo estampo una vez más por la pared golpeándolo que sus piernas no soportan el peso de su cuerpo que cae al suelo de cemento. No es un impedimento lo sigo golpeando hasta borrar esa sonrisa burlona, me subo a horcajadas sobre él.

Escucho los gritos de Nicolas pero no me detengo.
Mis puños se tiñen en rojo, la piel de su rostro ya no es visible, todo lo que veo es rojo. Unos brazos me agarran de los hombros, apartándome.

—Te dije que no pierdas la cabeza y es lo primero que haces —Nicolas me agarra del rostro mirándome serio —a tus padres no le gustará saber esto —señala el cuerpo inerte en el suelo.

Veo a un compañero acercarse al hombre registrando sus signos vitales.

—Está vivo —informa.

—Encárguense de él —empieza Nicolas —háganse cargo de todo, luego llévenlo con los demás a Washington DC. Yo avisare al jefe de lo ocurrido. Manténganme informado. Y tú —me señala — Vendrás conmigo.

Dejo de mirar el cuerpo del hombre y sigo a mi amigo a la salida. Mi respiración agitada se estabiliza de apoco.

Una vez fuera, pateo la llanta del auto. Si no fuera por Nick lo hubiera matado.

Corazón HeridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora