Michelle

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Michelle vivía en la zona más afectada por la guerra. La señal iba y venía, siempre intermitente debido a las ondas de radio de los militares que intentaban infiltrarse en los mensajes del ejército enemigo. Tenía que caminar kilómetros para poder recibir mensajes y llamadas y debía volver de inmediato a casa si no quería problemas con los militares que deambulaban la zona esperando atrapar algún infiltrado.

Salía temprano de casa para poder recibir señal y enterarse de alguna novedad, aunque últimamente las cosas estaban empeorando. Cada vez quedaban menos ciudades en pie y los bombardeos eran cosa de todos los días. Esa mañana no había sido la excepción.

A diferencia de su amigo Peter, ella prefería caminar por los caminos libres de escombros aunque también eran las zonas más propensas a robos por inmigrantes. Aún recordaba vívidamente aquel día en que un irlandés borracho se le echó encima para arrancarle el saco de verduras que la morena llevaba a casa. Quizá por eso odiaba a los irlandeses... Por el ladrón y por la desaparecida ex novia de Parker.

El teléfono comenzó a vibrar en el bolsillo oculto de su chaqueta de mezclilla y fue en ese momento que la jovencita apuró el paso para ocultarse tras unos árboles y arbustos. Aunque su teléfono era viejo y estaba ya muy dañado por el paso de los años, era muy valioso para los ladrones que solían intercambiar electrónicos por comida medio podrida.

Se recargó en el tronco del árbol y se acomodo en el suelo, revisando la pantalla del móvil que tenía un nuevo mensaje de «Ned».

«¿Podemos ir a tu casa esta semana, MJ?»
«¿Mi casa? Mejor vayamos al lago, mamá los hará pelar zanahorias toda la tarde si están aquí»

Su último mensaje le robó una risita que desapareció casi de inmediato. No sería la primera vez que la señora Jones ponía a Peter y Ned a preparar las provisiones del mes.

Abrió una aplicación de lectura y allí, oculta entre los arbustos, retomó su lectura de días anteriores.

Antes de que la guerra los alcanzara, a Michelle le gustaba leer las noticias. Disfrutaba de mantenerse informada por todos los medios posibles y crear sus propias conjeturas y teorías de conspiración que hacían que todos la vieran como un "bicho raro" en el colegio. Ahora, en medio de todo ese caos, lo último que quería leer eran noticias; se refugiaba en sus viejas lecturas, en libros olvidados que nadie se tomaba el tiempo de recordar. Prefería eso que escuchar a su madre llorar por su padre muerto todas las noches, prefería leer poemas sin sentido que ir al mercado a pelear por un par de zanahorias. Prefería huir de la realidad de aquella guerra sin fin a hundirse en la miseria. Quería pensar que no todo estaba perdido y que, algún día, la guerra terminaría y todo regresaría a la normalidad.

Aunque... ¿Qué era la normalidad para Michelle? Había nacido a comienzos de la guerra, cuando todo era una exageración de los medios y los jóvenes se burlaban de la situación. Ella también se burló, pero las risas le fueron arrancadas de tajo cuando llamaron a su padre al ejército, cuando combatió y solo regresaron sus pies cercenados dentro de sus botas.

Ahora nada de eso le causaba gracia. Ya no escuchaba a los chiquillos reírse, solo escuchaba el llanto de sus madres que se aferraban a trozos de tela que alguna vez pertenecieron a sus hijos fallecidos. De la peor forma, Michelle había aprendido sobre el verdadero rostro de la guerra.

«Serenity Now» [ AU | PeterMJ ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora