«Serenity Now» [ AU | PeterMJ ]

May

May esperó dos días desde que llegó la carta de Gwendolyn para leerla. Al parecer, Peter estaba haciendo lo mismo. No había mencionado nada al respecto sobre la irlandesa en días y eso era preocupante. ¿Por qué estaba evadiéndola?

Cuando le entregó la carta, su sobrino no la leyó de inmediato y siendo sinceros parecía que no tenía el menor deseo de hacerlo. Gwen Stacy había desaparecido de la faz de la tierra durante años y Peter había sufrido la ruptura cada segundo de su vida hasta que finalmente, Michelle y Ned lograron sacarle de aquel agujero.

—Cariño. —le llamó May con un tono amable y cariñoso. Peter estaba en el sofá con las cartas del tío Ben desordenadas por todas partes. Ella se acercó en silencio detrás suyo y colocó ambas manos en sus hombros. —¿Qué haces?

—Ordeno las cartas por fechas, así cuando el tío Ben regrese podremos leerlas y él me contará todos los detalles de sus aventuras. —A Peter se le iluminaba el rostro cada que hablaba de su esposo. Lo admiraba tanto y deseaba llegar a ser como él. A ella le preocupaba que se pusiera en peligro en afán de seguir sus aventuras e impresionar a Benjamin Parker.

—¿Ya leíste la carta de Gwen? —May le robó el brillo de los ojos con esa pregunta. Su rostro pasó de una sonrisa a apretar los labios y desviar la mirada.

—E-eh... Sí, la leí. —balbuceó cabizbajo. Sus manos comenzaron a juntar nerviosamente todas las hojas viejas dentro de la carpeta. May sabía que estaba mintiendo, pues el sobre estaba en el mismo lugar desde hacía dos días. —¿Ah, sí? ¿Y qué decía?

—N-nada... —El castaño cerró la carpeta y se levantó rápidamente del sofá con la intención de ir a su habitación, pero May Parker no iba a permitir que su sobrino no conociera la noticia sobre la irlandesa.

—Peter. —le llamó con firmeza. —Dime la verdad.

—No quiero leerla.

—¿Por qué no?

—Porque Gwen... —suspiró; por un instante parecieron faltarle las palabras—. Es Gwen, May...

—¿Aún la quieres?

—No... Es decir, sí pero no de esa forma. —dijo con sinceridad—. No estoy listo para lo que diga esa carta...

—Tienes que leerla, Pete. —insistió la británica. Le alcanzó la carta de la repisa donde guardaban el correo y se la extendió. Peter la tomó con duda. —Estaré aquí sin importar lo que suceda, ¿está bien? —Él asintió y pudo notar sus dedos temblar al abrir el sobre para tomar la carta en su interior.

Peter desdobló la carta con duda, miedo e incertidumbre. May solo veía como intentaba hacerse el fuerte frente a ella. Y entonces le vio leer cada línea y en su rostro no se mostraba ninguna expresión. Ella ya conocía el contenido del sobre, ¿cómo lo tomaría Peter después de tanto tiempo? Ese era su mayor temor.

Él levantó la mirada y ella le miró en silencio, intentando comprender la situación. El neoyorquino no dijo nada por largos segundos mientras sostenía la carta con fuerza entre sus dedos.

—Gwen está viva... —murmuró, aún incrédulo—. Todos estos años... Y está viva.