PROLOGO

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— ­Es oficial, ¡Hudson Y Alina están saliendo! — Escucho gritar a Aspen, una de mis nuevas compañeras de hermandad, seguido de esto, escucho los pasos apresurados en la escalera.

Aquí vamos otra vez.

Todos los fines de semana era lo mismo, cada chica que entraba por la puerta de la casa tenía algo que decir respecto a Hudson Ford o sus habilidades en la cama. Se estaba convirtiendo en una rutina.

Quería creer que Alina era un poco más astuta de lo que imagine y que de hecho, no estaba saliendo con Hudson: pero todas mis esperanzas se van al suelo cuando escucho a Aspen narrar como los vio en la nueva pizzería del campus y lo cariñosos que estaban.

A pesar de que llevaba año y medio aquí, no podía llegar comprender cómo la mitad de Denver Tri Delta se había acostado con el mismo chico y peor aún, actuar como si nada.

Recojo mis libros de la mesa y volteo en dirección a las chicas para darme cuenta que están totalmente perdidas en el relato de Aspen.

— ¿Tendremos la misma rutina cada fin de semana? — Pregunto cansada de sus estúpidas conversaciones — El mundo no gira alrededor de Hudson y su pene.

Mis compañeras estallan en una carcajada que me hace confundir más. Que yo sepa, el disfraz de bufón lo he dejado guardado para Halloween.

— Oh, no jodas, Phoenix — Me dice Aspen — Solo estas celosa porque Hudson no sabe de tu existencia.

— ¿Eso debería afectarme? — Pregunto con ironía — Yo tampoco estaría enterada de su existencia de no ser por sus conversaciones, así que el que sepa de mi existencia o no, no es algo que me quite el sueño.

Les regalo una sonrisa antes de partir del círculo chismoso que se ha formado en la sala. La verdad era esa, Hudson no era alguien especial, solo era un chico guapo que le encantaba zafarse de una chica cada fin de semana.

Y en lo que a mí respecta, eso no te hacia especial.

Subo nuevamente a mi habitación y doy gracias a la divina providencia porque no hay nadie allí. Apenas regresábamos de vacaciones de invierno y las chicas de la hermandad estaban instalándose, rogaba al cielo porque no me tocara con alguna compañera a la que le encantara fumar marihuana o emborracharse a la mitad de la noche. Había tenido suficiente de eso el semestre pasado con Georgia.

Venir a la universidad de Denver siempre fue un sueño para mí. Así que cuando mi solicitud de ingreso había sido aceptada, sentí tocar el cielo. No obstante, la felicidad se disipo cuando mi mamá logro convencerme de pertenecer a una hermandad.

No me mal interpreten, pertenecer a una hermandad tiene sus ventajas, como por ejemplo, el que ampliaras tu círculo social o tener más oportunidades para hacer tus pasantías. Lo único que lograba molestarme de sobre manera era el hecho de tener que aguantar las constantes reuniones o actividades que se realizaban, además del tema con Hudson.

De todas las hermandades posibles, tuve que ser aceptada en donde el único tema de conversación era el chico de cuarto año.

Una chica pelirroja ingresa a la habitación con sus maletas a un costado. Frunzo el ceño y miro a la cama vacía que hay a mi costado.

Después de todo, este semestre también tendría que aguantar a alguien.

— ¿Eres Phoenix? — Me pregunta en voz baja. Asiento en su dirección y ella suelta un suspiro — Soy Lara.

— Un gusto en conocerte, Lara — Tomo una de sus maletas y la guio hasta su cama — Ya sabes mi nombre, así que es algo estúpido el que me presente — Sonrió en su dirección — Solo somos dos en esta habitación. Las reglas son simples: No se fuma, no se bebé y cuando es temporada de exámenes está prohibido hacer ruido, ¿Entendido?.

Ella asiente rápidamente y me dedica una mirada llena de curiosidad.

— Me gustan tus ojos — Hágala de manera rápida, mientras que le dedico una sonrisa tímida y vuelvo a mi cama — Por cierto, ¿Por qué están todas en la sala? ¿Están discutiendo sobre la actividad de mañana?

Niego con la cabeza.

— Me encantaría decírtelo, pero es algo espantoso que tendrás que descubrir tú misma — Levanto los hombros y ella solo se dedica a asentir levemente — Por cierto, ¡Bienvenida a Denver Tri Delta!

Lara se desploma en la cama dejándome escuchar una sonora carcajada de su parte. Presiento que seremos buenas amigas.

La casa Delta siempre orneaba Cupcakes por el comienzo de un nuevo semestre y nos encargábamos de repartirlos por todo el campus. Era una tradición desde 1996, nos conocían por ello y este año no era la excepción.

Aspen nos había hecho ornear durante toda la mañana y después de eso, montar una tienda en el apartado que teníamos. Los estudiantes nuevos que pasean por el campus nos observan con curiosidad mientras que toman un cupcake de la bandeja.

A lo lejos puedo ver la fraternidad de los chicos y reconozco inmediatamente el manojo de cabello perteneciente a Hudson, su fraternidad también le daba la bienvenida a los nuevos, solo que de una manera más peculiar y con eso me referiría una fiesta que por lo general siempre terminaba mal.

Los chicos comienzan a chiflar en nuestra dirección a manera de saludo cuando notan que estamos teniendo problemas con nuestro cartel. Lo sujeto fuerte entre mis manos y tomo impulso en una de las sillas para colocarlo bien.

— ¿Necesitas ayuda, Phoenix? — Me ofrece Josh, el líder de la fraternidad. Volteo en su dirección y niego con la cabeza — Oh, vamos, Phoenix. Tú y yo sabemos que no podrás colgar eso.

— ¿Por qué no guardas silencio antes de que entierre mi pompón en tu maldita boca, Josh? — Le digo de mala gana

Los chicos chiflan más alto, mientras que Josh niega con la cabeza.

— Siempre tan cariñosa, Phoenix — Me dice con una sonrisa — Pero ya que lo mencionas, me encantaría tener tu pompón en mi boca.

Una serie de chiflidos más altos se escuchan mientras que trato de controlarme y no mandarlo todo a la mierda. Termino de colocar el cartel bajo sus burlas incesantes y me bajo de un solo salto de la silla.

Mi falda se levanta con el movimiento pero no me interesa. Agarro uno de mis pompones de la mesa y camino hasta Josh quien me observa divertido. Le doy una sonrisa pequeña antes de soltar un pisotón en su pie derecho.

Josh grita y tomo mi oportunidad para colocar mi pompón en su boca.

— A la próxima no será mi pompón el que este en tu boca, Joshy — Le digo.

Los chicos comienzan a reírse de lo que he hecho, mientras que las chicas solo me observan perplejas. Camino nuevamente a mi lugar y agarro un cupcake para comer. Una Aspen totalmente enojada camina en mi dirección y se lo que viene a continuación.

Un regaño.

Sin embargo, sus acciones se ven interrumpidas por Hudson, quien toma el Cupcake de mi mano y lo muerde.

— Phoenix tiene actitud, quien lo diría — Murmura con la boca llena, antes de retirarse.

Lara llega a mi lado y me regala una pequeña sonrisa.

— ¿Quién es él? — Me pregunta observando a Hudson caminar lejos de nosotras.

La observo y en voz baja murmuro:

Hudson Ford.


***

Esta historia ha estado rondando por mi cabeza los últimos meses, así que he decidido darle una oportunidad, espero que ustedes también puedan darle una.

Tenemos a Hudson y Phoenix...

Hudson Ford: El inicio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora