Belleza única, barbies plásticas y peleas en vivo.
— ¿Qué tal este estilo? — Pregunta Lara, con sus coletas amarradas a cada lado en lo alto de la cabeza. Dejo mi interesante libro a un lado y bajo mis gafas para poder observar mejor — ¿Por qué no estas lista?
Ruedo los ojos y señalo mi atuendo. El cual consiste en una falda de cuadros rosada y un top de color blanco. Llevo el abrigo de la hermandad y unas deportivas de color blanco, era bastante básico pero me gustaba así, además, solo era una nueva actividad que realizaríamos.
— Lo estoy — Digo obvia — Y me gustan tus coletas, se verán bien con los arreglos que Aspen ha hecho para nosotras.
Lara sacude su mano derecha y me mira de manera obvia.
— Phoenix, no te has arreglado el cabello — Señala lo obvio — ¿y vas a ponerte maquillaje?
— Oh, Lara. No — Reniego, cuando capto sus intenciones — He tenido una semana de mierda, lo último que quiero es ponerme maquillaje o arreglarme el estúpido cabello.
Mi compañera de cuarto bate sus pestañas en mi dirección y termino cediendo ante su propuesta para arreglarme el cabello en una coleta. La verdad es no tenía ánimos de asistir a la estúpida reunión, solo quería estar acostada en cama y no levantarme jamás. Después de la caída que tuve el martes en el Gimnasio, apenas podía caminar. La rodilla me dolía y ni hablar de los morados que tenía en las piernas, estaban de todos los colores.
Me había negado a ir al médico el primer día, sin embargo, cuando el dolor de volvió insoportable; no pude ocultar lo visible. Había algo malo con mi rodilla y tuve que recurrir al centro de salud en el centro de Denver. Sentí paz cuando el médico me dijo que no había una fractura, sin embargo, me prohibió los entrenamientos durante tres semanas.
Así que ahora una vaga en cama. No me sorprendería si después de esto olvido como hacer un giro triple o termino fallando en las pirámides. Lara recoge mi cabello en una coleta y estiliza las puntas en suaves ondas, termina con un moño de color rosa y me sonríe a través del espejo.
— Tus ojos son un espectáculo, Phoenix — Murmura con una sonrisa. Le regalo una mirada leve y asiento con la cabeza — ¿A quién se los has heredado?
— De hecho, ninguno de mis padres tiene los ojos así — Me encojo de hombros — Pero la abuela solía tener un ojo de color casi blanco y el otro de color azul, así que supongo que a ella.
Cuando era pequeña jamás llegue a comprender por qué mis ojos eran distintos a los de los demás, las burlas de mis compañeros me hicieron ocultar durante años, odie ser diferente, sin embargo, la abuela siempre tenía algo que decir cuando llegaba a casa llorando. Ella decía que eso nos hacía especiales, más guapas y mucho más inteligentes.
Pero yo no me sentía igual de guapa que mis compañeras, a medida que el tiempo pasaba; más me convencía de que mis ojos me hacían menos atractiva para los chicos. Nunca me invitaron a salir, nadie me pidió ir al baile de graduación y cuando alguien del género masculino me gustaba, simplemente pasaba de mí.
Es por eso que cuando Josh se fijó en mí durante el primer año, me sentí, por primera vez, como alguien normal. Después de todo lo que había pasado en secundaria, ahí estaba él: Un chico bonito y amable pidiéndome salir.
Lástima que terminara siendo igual a todos. Huecos e inservibles...
El grito de Aspen se escucha por toda la casa y me sobresalto, algún dia conseguirá que muera de un infarto por sus estúpidos gritos sin sentido. Lara y yo compartirnos una mirada de "Aquí vamos otra vez" , mientras que descendemos por las escaleras. No me gustaba esta parte de las hermandades, ¿A quién le gustaba regalar galletas y ser amables con los imbéciles?
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Hudson Ford: El inicio
Novela Juvenil¿Quien es Hudson Ford? Libro #1 de : HUDSON FORD. Todos los derechos son reservados. Historia registrada