Capítulo 5

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El sábado me dediqué a hacer el trabajo de literatura.

No era tan difícil, sólo era demasiado largo; y para ser específicos tenía treinta preguntas en total y de esas treinta yo había contestado once.

Lo bueno de eso, fue que me distrajo un poco del desastre que tengo en mi cabeza.

Hoy ya domingo a la mañana, me levanté a desayunar y dejé a un lado la tarea, para ver una película de zombies. Luego terminé de leer un libro que lo había dejado a medias, y después de eso me preparé algo rápido para almorzar.

Ya no me sentía mal, ni triste.

Tampoco molesta.

Sólo quería tener siempre algo que hacer, así evitaba pensar en Nolan, pero me di cuenta que no importaba que tan atareada de cosas esté, porque en momentos mi cabeza omitía la concentración hacia cualquier actividad que esté haciendo, y prácticamente me obligaba a pensarlo.

Mi cabeza no dejaba de traicionarme.

O simplemente no era mi cabeza.

¿Tal vez mi corazón?

Iugh que cursis que suenan hasta mis pensamientos.

Luego de almorzar, me dirigí a mí cuarto a ver si podía hacer algo más en la tarea. Si bien ya sabía que era grupal, quise hacer todo lo que podía, así que en total, esa tarde había respondido seis preguntas más.

Ya eran como las siete de la tarde, y no tenía nada más que hacer, así que me fui a dar un baño y cuando salí de la ducha, escuché el timbre de mi casa sonar.

Rápidamente me puse lo primero que encontré en mí placard que consistía en una camiseta de tirantes junto a un pantalón de pijama, y salí disparada a la entrada.

Al abrir la puerta automáticamente mi instinto hizo que la cerrara otra vez...

Maldita sea!

...Aunque tuve que volverla a abrir, porque no quería ser descortés.

Eso era todo.

—Hola Nolan, ¿qué haces aquí? —le pregunté velozmente a la vez que lo inspeccionaba.

—Te mandé un mensaje diciendo que iba a venir para dividirnos las tareas. —soltó despreocupado.

—Pero eso lo podíamos hacer por teléfono —dije algo desconcertada

—¿Me vas a dejar pasar?

—Sip—me limité a decir sin mirarlo, dándole espacio para que entre.
Ya dentro, fue directo hacia la mesa grande de la sala.

Es verdad. Los chicos no iban a poder hacer nada del trabajo ya que las preguntas y el texto los tenía yo.

Me golpeé la frente a mí misma mentalmente.

—Ya vengo, voy a traer las cosas.—dije antes de ir rápido a mí cuarto y bajar el texto con las preguntas y todo lo que ya había hecho.—Bien Nolan, ya está resuelto hasta la diecisiete. Las otras trece preguntas tienen que dividirse con Kina.—solté, dándole el montón de hojas que tenía.

—Bien, gracias— guardó las cosas en su mochila y creí que ya estaba por irse, entonces yo me adelanté para ir hacia donde estaba la puerta, pero Nolan me tomó del brazo repentinamente y me tiró hacia él. —¿Ahora puedes decirme qué es lo que te sucede?—su mano liberó mi brazo, para luego tomarme firmemente de la cintura.

Me molestó el hecho de que se haga el desentendido del tema.

—¿Tendría que pasarme algo?—le respondí con otra pregunta. Al ver que se quedó callado, continué:— Porque creí que me habías dicho que ibas a terminar con Grecia y sabes, cuando salí y los encontré, no los ví precisamente rompiendo.— no intenté disimular la amargura y molestia de mi voz.

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