Capítulo 17

75 14 25
                                    

No podía ser cierto.

Posiblemente si me haya caído al suelo, y ahora esté alucinando.

—¿Nolan?

Él asintió con una sonrisa.

Cuando miré hacia mi costado, Nathaly ya no estaba, y el hombre moreno que supuse que era su esposo, se estaba subiendo al auto, para así poder irse.

Me separé de él, y acomodé mi vestido.

Me encontraba extremadamente nerviosa.

—Al parecer, va a ser costumbre chocarnos, cada vez que nos veamos— dijo elevando la comisura de sus labios.

Volví a mirarlo, y fruncí el ceño.

¿Qué?

¿Enserio esto es real?

—¿Nolan?— volví a preguntar como toda una estúpida.

Él se rió, y volvió a asentir con la cabeza.

—No sabía que vivías aquí— dijo él.

—No, no lo hago— carraspeé mi garganta— ¿Tú qué haces aquí?

El señaló su vestimenta, para luego hablar.

—Una cena de negocios, y ya estoy muy atrasado. Disculpa el golpe que te dí.

—No fue nada— murmuré aún sin poder creerlo.

Por lo menos esta vez, no se molestó.

—Tengo que irme— miró hacia el suelo, para luego volver a observarme a mi— Estás muy linda.

Me permití observarlo por un instante. La mirada gris, y su pelo castaño era lo que más me acordaba de él, pero su sonrisa... ¿Acaso recién ahora me doy cuenta, la falta que me hacía ver su sonrisa? Todo su cuerpo era amoldado perfectamente con un traje negro, y una corbata del mismo color. Su contextura corporal había cambiado un poco, ya que se veía más fuerte que antes. Sus facciones se convirtieron en unas más definidas, y masculinas. Absolutamente Nolan se veía como todo un hombre, y uno muy hermoso.

—Cariño, el taxi está esperando— Dijo William, poniéndose a mi lado. Nolan lo miró confundido.

—Bueno, me encantó volver a verte— dije sin apartarle la mirada.

—A mí igual— elevó la comisura derecha de sus labios— Hasta la próxima vez que nos choquemos— soltó con gracia.

—Si, eso creo— miré al suelo, y sabía que era hora de irme.

—Adiós—le dijo William.

Dí vuelta sobre mi eje, para caminar directo al taxi que nos esperaba.

—Scarlett.

Sentí mí cuerpo temblar.

—¿Si?— pregunté cuando volteé mi cabeza, para verlo nuevamente.

—Toma mi tarjeta, y llámame. Me gustaría volver a verte.

Cuando elevé mi mano derecha, para recibir el pequeño cartoncito, pude sentir la calidez de su tacto.

Al parecer el también se dió cuenta de eso, ya que me miró directamente a los ojos, con el ceño levemente fruncido.

—Lo haré— le aseguré, antes de ir directo hasta el taxi.

—Bien, ¿entonces eran novios?—entró a mi habitación y yo dejé mi bolso sobre la mesa.

—Si, mi primer novio— suspiré.

Si La Vida QuiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora