Capítulo 9

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Ni bien llegué al instituto, me encontré con unos compañeros, que saludé con un movimiento de cabeza, para luego ir directo al salón.

No se encontraba ni Kina ni Nolan aún, porque llegué muy temprano, así que también faltaba más de la mitad del curso.

Mientras pasaba el tiempo, iban llegando más compañeros, hasta que llegó Kina con su auténtica sonrisa y esas ganas envidiables de vivir.

—Hola Scar!! —saludó dándome un beso en la mejilla—ya terminamos con Nolan el trabajo de Literatura— se incorporó en su lugar y sacó una carpeta de su mochila. —A ver dónde lo guardé... A espera, aquí está! —me pasó un folio que dentro llevaba muchas hojas.

—Genial Kin! Se ve bastante bien.—dije ya revisando el trabajo.

Se veía muy completo, y al parecer no le faltaba nada.

Un cálido tacto sobre mi mejilla, hizo que alzara la cabeza.

—Hola amor. —dijo Nolan con brillo en sus preciosos ojos grises.

—Hola Nolan —se incorporó para darme un fugaz beso en los labios.

—Aw ustedes son tan lindos! —dijo Kina haciendo que aparte la mirada de estúpida hacia Nolan, para volver a lo mío.

—Está muy bien chicos.—aseguré volviendo a guardar las hojas en el folio.

Ya al término de clases, Kina se fue con su novio Nick y yo creí que iba a irme con Nolan, pero desde que sonó el timbre de salida, me fijé en guardar mis cosas, y cuando terminé de hacerlo, lo busqué con la mirada por el salón, y como no lo había encontrado, empecé mi camino hacia mi casa.
Al parecer mi novio se había olvidado de mí. Que sad.

Luego de caminar una cuadra, sentí mi celular timbrar por el bolsillo de mi pantalón.

—Hola.

—¡Me abandonaste! —exclamó Nolan como un nene de 5 años, intentando reprocharme.

—No te ví, así que calculé que te habías ido—me reí.

—La profesora de química me dijo que la acompañara al laboratorio para ayudarla a guardar sus cosas.

—Bueno amor, ya no importa.

—A tí no te importa, pero a mí sí. Hoy no tuvimos tiempo para estar solos ni por un segundo, Scar.—volvió a reprocharme—¿en dónde estás ahora? Así te voy a buscar.

—Nolan mi amor, estoy a tres cuadras y apenas caminé una, no hace falta que vengas. A demás hoy nos vamos a ver a la noche.

—Pero necesito verte ahora—y de nuevo parecía que estaba hablando con un nene de cinco años.

—Nolan...

—Está bien! —dijo rendido— pero quiero que sepas que ésta es tu culpa.

—¿A sí? ¿Y por qué?—pregunté fingiendo estar indignada.

—Porque tú me dejaste así, ya no quiero pasar un segundo lejos de tí.

—Mi amor...—susurré. —¿Por qué eres tan lindo?

—No lo sé— dijo coqueto— es algo natural.—aclaró con orgullo y yo me reí

—Ajá bueno como digas. Nos vemos hoy a las ocho.

—Si, princesa. A las ocho.— afirmó —Nos vemos.

—Nos vemos.

Cuando llegué a mi casa, fui directo a mi habitación a dejar mis cosas. Luego pasé por el cuarto de Keyla, encontrándola sentada sobre su cama,  pintándose las uñas.

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