De Compras

1.1K 77 16
                                    

Aquí en Toronto el ambiente no es exactamente soleado, la verdad es que es muy frío y pudimos notarlo desde ayer que salimos de el aeropuerto, pero ahora que es de día se puede notar aún más la baja temperatura en esta época del año.

¡No, mami! -gritoneo Sebastián- ¡Suéter no! -hizo un mohin-

Debes ponerte suéter o te vas a enfermar -dije tomándolo de la mano e intentado convencerlo-

No me gusta el suéter, mami -afirmo mientras lo ayudaba a ponérselo- me pica... -dijo haciendo gesto de desagrado-

¿Prefieres medicinas? -enarque una ceja, el lo pensó un momento-

No, mami -bese su mejilla-

Entonces ya deja el berrinche y mejor ve a buscar a tu mamá y a tu hermana ¿De acuerdo? -asintió emocionado y salió corriendo de la habitación-

Me mire en el espejo mientras terminaba de arreglar mi cabello para poder salir de compras con mi familia ya que como está casa estaba vacía lógicamente no hay nada de alimentos que puedan servirnos. Finalmente me puse una gabardina de color negro y salí en busca de mis tres razones de vivir, me fue fácil encontrarlos en la cocina gracias a las risas de mis hijos... Adeline sostenía a Ali mientras Sebastián le hacía gestos a su hermana causando sus risas, me sentí extremadamente feliz de poner tenerlos conmigo...

¿Están listos? -pregunte interrumpiendo su momento-

Desde hace horas -dijo mi esposa con diversión-

Mami se tarda mucho -afirmo Sebastián entre rodillas traviesas-

Lo siento -sonreí-

Los cuatro salimos de la casa, subimos al auto que rentamos ayer cuando llegamos, por fortuna recordamos traer entre nuestras cosas la silla de Ali así que no hubo problema al subir a los niños en la parte de atrás, yo me encargue de manejar el día de hoy y mi esposa solo iba a mi lado siendo tan preciosa como todos los días.

¿Sabes que tenemos que comprar? -pregunte con la vista en el camino pues aún no conozco está cuidad y no planeo provocar una catástrofe-

De todo -dijo divertida- esa casa está totalmente vacía, cariño

Cierto -rei ligeramente-

Mami, ¿Podemos comprar galletas de chocolate? -pregunto el pelinegro desde la parte trasera-

Por supuesto -respondi-

Debes dejar de consentirlos tanto -dijo la rubia regañona- no siempre van a obtener lo que quieren

Pero mientras yo pueda dárselos ellos van a tener todo lo que quieran -afirme- van a tener todo lo que yo no tuve...

Ellos lo único que siempre van a necesitar de ti será apoyo incondicional y amor -apreto ni mano sobre la palanca de velocidades-

Y lo tendrán siempre... -sonreí-

Más tarde ya estábamos en un supermercado de la enorme cuidad dónde vivimos a parar, aquí casi todo es bastante moderno y existen muchos edificios enormes, solo hay unas cuantas zonas donde hay casas más familiares y modestas como en la que estamos viviendo ahora. Después de hacer las compras optamos por ir a desayunar en uno de los restaurantes cercanos, los cuatro nos instalamos en una mesa y pronto pidieron nuestra orden.

Ahora les traigo su comida -dijo el mesero antes de alejarse hacia lo que supongo es la cocina-

Me gusta este lugar -dijo mi esposa con una sonrisa-

¿El restaurante o la cuidad? -pregunte mientras la observaba-

Ambas cosas -admitió- podríamos quedarnos aquí...

Pero tenemos el enchantres, además de la empresa de tu familia, y allá están nuestras amigas y tú familia -le recordé-

Nuestras amigas y mi familia entenderían el por qué de nuestra ausencia, Nicolás puede manejar la empresa y en cuanto al enchantres podrías dejar a Charly al mando -se encogió de hombros- tendríamos una vida más tranquila aquí...

Vamos a tener una vida tranquila ya sea aquí o en casa -tome su mano por encima de la mesa- voy a arreglar todo esto

VAMOS a arreglar todo esto -corrigio- somos un equipo ¿No?

Si, lo somos -sonreí-

¿Que te dije que le haríamos a mamá si nos volvía a dejar solos, Sebastián? -le pregunto-

¡Pegarle! -dijo mi hijo como si fuera una gran noticia-

Prometo no volver a dejarlos solos ¿De acuerdo? -acaricie la mano de mi esposa mientras miraba a nuestro hijo-

Si, mami -me sonrió-

La mañana se nos fue en ese restaurante, admito que me gustó la tranquilidad de el momento... pero me preocupe al pensar que está es la calma antes de la tormenta.

Narra RoseMary//

De verdad necesito saber dónde está mi hermana... es urgente -le dije a la señora Moore quien me miraba con cierta molestia-

¿Y por qué te lo diría? -cuestiono- Victoria nos dijo que tú fuiste quien la entrego a Sasha... ¿Cómo sé que no planeas hacer lo mismo ahora?

Se lo suplico, señora -dije entre lágrimas-

Guardate tus súplicas por qué de mi boca no sabrás el paradero de mi hija y su familia -se dió la vuelta- y te aconsejo que no vuelvas a poner un pie en mi casa, llamaré a la policía si lo haces de nuevo -sin más se alejó-

Yo también me di la vuelta y empecé a caminar hacia la salida, me senti observada más se lo atribui a mi ansiedad. Cuando salí de la mansión un auto se detuvo afuera de esta, de el bajaron tres mujeres... una de piel morena, una de cabello castaño y la otra con un extraño estilo gótico, las tres me miraron con sorpresa.

Hola... -dije rompiendo el silencio- soy RoseMary... la hermana de Victoria

Lo deducimos... -dijo la chica morena- ¿Que haces aquí?

Estoy buscando a mi hermana... ¿Ustedes podrían decirme dónde está? -pregunte esperanzada-

No -respondió la castaña de forma tajante-

No pienses que no sabemos que eres aliada de Sasha -dijo la morena destilando odio- ya vete... y dile a ese hijo de puta que las dejé tranquilas si no quiere acabar muerto

Lo mismo va para ti, querida -dijo la gótica-

Asustada me aleje de ellas. Sé que esto está mal, pero necesito la ayuda de Sasha y la única forma de obtenerla sin que me maté será entregando a Victoria.



Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora