Capítulo 12

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(Narra Karen)

Mientras iba caminando, sentía el teléfono vibrar, llamadas pérdidas de mi madre, mensajes de Laura ¿acaso es el fin del mundo? ¿Por que tanta preocupación?. Revisé el teléfono, aún sin contestar ninguna llamada, los mensajes de Laura decían que quería verme, que me necesitaba... Que sensación tan detestable, esta obligación de mi familia, esta presión, me hunde lentamente.

De un momento a otro, estaba corriendo en dirección a casa de Laura, necesitaba verla, necesitaba abrazarla, quería estar con ella. En medio de la corrida, contesté una llamada de mi madre, estaba corriendo, agitada, con rabia y desesperación, pero contesté.

Llamada:

Karen: Dime—contesté mientras seguía corriendo—

Madre: ¿Dónde andas? Te he estado llamando —Dijo con tono molesto—

Karen: Yendo de un lado al otro, haciendo mis cosas ¿por?

Madre: Esto del viaje sigue en pie lo sabes ¿no?

Karen: Sí.

Madre: Está bien, miralo como una oportunidad de unirnos todos.

Karen: Quieras o no, saldré de allí, por más lejos que esté. —dije con tono seco, seguido colgué la llamada—

Finalmente había llegado a casa de Laura, toqué mientras me calmaba un poco, rápidamente abrió al ver que era yo. Le sonreí entre mi cansancio y le dije:

Karen: ¿Puedo quedarme hoy contigo?

Ella aceptó, tomó mi mano y entramos a la casa y le conté todo lo que había ocurrido mientras estábamos en la sala comiendo dulces, hablamos sobre cómo conocí a ese chico, le hablé un poco más del viaje que haría, etc. Me escuchaba atentamente, como si fuera el único centro de atención, se sentía bien. Sentí impulsos y de un momento a otro, tomé el mentón de su cara y la besé; esa sensación de sus labios chocar contra los míos, esa suavidad y esa sensación que me daba en el corazón, no tenía comparación, necesitaba más de ella, más que un beso, sentí, que realmente quería estar con ella toda mi vida.

El beso se tornó un poco más apasionado, ella se dejaba llevar, su lengua se entrelazaba con la mía, ese sabor a azúcar envolviéndose en mi paladar, la forma en la que quedaba sin aire y tomaba pequeñas pausas detenidas para continuar, era increíble, simplemente increíble. Me separé del beso y la agarré de su brazo hasta jalarla a mis piernas para que cayera encima mío, me dió un golpe leve, pero realmente no me interesó, mi mente solo rondaba en torno a ella. La forma en la que estaba sentada en mis piernas me hacían tener más ganas de besarla, así que eso hice, la besé, pero más apasionado, como si fuera el último día de mi existencia. Agarré sus caderas, se estremeció un poco al sentir mi tacto contra su cuerpo, jamás habíamos llegado a tener una sensación así, tan intensa, tan excitante, la necesidad de tenernos ¿tanto tiempo llevábamos conteniendolo? Tanta sed de ella, de sentir que es mía, de amarla, de demostrarle que mi vida sin ella jamás sería la misma, esta sensación, de tenerla para siempre.

En la sala del apartamento, solo se escuchaban los latidos de nuestros corazones, respiraciones entre cortadas y el choque de nuestros labios al besarnos, esos sonidos tan pequeños, mis manos temblando ¿puedo avanzar? O ¿es muy rápido? Esas preguntas llenaban mi cabeza, ¿que quería ella? ¿Está bien con esto? .
Sentí como se separó del beso, me miro y suspiró.

Laura: ¿Qué te molesta?

Karen: ¿A qué te refieres?

Laura: Estoy acá, entregándote todo de mí, sin ser nada, y con todo y eso lo hago, porque Karen, te amo, me gustas, solo no sé cómo expresarme, cómo decir todo esto que siento por tí.

Karen: Yo realmente soy imbécil.

Laura: ¿Disculpa?

Karen: Me gustas mucho Laura, mi mente se llena de esta sensación que siento por ti , de no saber si es la misma que tú sientes, esta forma de amarte tanto en tan poco tiempo, este egoísmo que tengo, los celos de querer ser todo en tu vida y no los demás, el hecho de necesitarte tanto, que tú seas mi único sustento para vivir, la necesidad de que seas solo mía.

Laura: Eso es... —No pudo terminar de hablar, la interrumpí—

Karen: No es costumbre, no es una necesidad dañina, sé que es amor, sé que esto no se encuentra dos veces, sé que no hay nadie como tú, ni porque se caiga el mundo encima, jamás encontraré a alguien con la que sienta todo esto que siento por tí y que me he contenido.

Laura: Yo... Te amo, no sé qué haces, pero si tú te sientes así, créeme que yo también, me gustas Karen.

Karen: ¿Te quedarás conmigo a pesar de todo?

Laura: Estaré contigo a pesar de todo.

Al escuchar esas palabras volví a besarla, la levanté y la llevé a el cuarto, ya no podía resistirme más, la necesitaba, quería sentir el choque de su cuerpo contra el mío, sentir que, somos una, que la amo, más que a nada en este mundo, su latidos combinados al ritmo del mío, su espalda estremecida, las palabras entre jadeos, gemidos dejados al aire y complaciendo mis oídos, su respiración agitada, su suave voz diciendo cuánto me ama y esos ojos cristalinos, que me miran con amor, como si no necesitara nadie más en este mundo que a mí.

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⏰ Última actualización: Mar 18, 2020 ⏰

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