II. Ruinas entre naranjos.

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Se pusieron al día de todo lo ocurrido más pronto de lo que esperaron, y tras ello, fueron Nilsa y Einar quienes marcharon a buscar a Takeshi para que les ayudase a averiguar la ubicación de su próximo destino.

Con todo detalle, Artemisia le explicó a Takeshi cuál había sido la última pista, e incluso le mostró un dibujo que ella misma había hecho sobre el lugar que se encontraba atrapado en una de las cuentas del Collar de Ignis, con sus ruinas, naranjos y tigres merodeando la zona.

—Eso que me enseñáis son las Ruinas Naranjas —anunció Takeshi, muy seguro de sus palabras y mostrando consternación en su rostro.

—¿Por qué el Rey Mono siempre nos envía a los peores sitios del Mundo Mágico? —se preguntó Nilsa, suspirando.

—¿Qué quieres decir? —preguntó Tyr, curioso.

—Las Ruinas Naranjas es un lugar, que como su nombre indica, que está en ruinas, pero no es solo eso, sino que allí se libró la última batalla que pudo resistir el Reino del Aire antes de ser conquistado por Ethel Rosenthal en la Primera Gran Guerra. Y fue allí mismo donde Ethel capturó a Satoru Xia, el último Señor de la Casa Xia, al que Ethel ejecutó en la plaza principal de Caeli. Dicen que aquel es un lugar maldito.

—Y que allí crecen las mejores naranjas de todo el Mundo Mágico —añadió Takeshi, acariciándose el bigote y la barba.

—¡Genial, me encantan las naranjas! —exclamó Tyr.

—Pero es un lugar peligroso, mi Señor. Está plagado de fieros tigres.

—Entonces intentaremos ir con cuidado —dijo Jade, decidida.

Artemisia se quedó pensando en la grulla bañada en sangre que mostraba la pista que les había llevado hasta allí, entendiendo ahora su significado. La grulla representaba a los Xia, a Satoru Xia más concretamente, el último de tan noble dinastía, y la sangre la batalla que se libró.

Aunque algo bromista la mayor parte de las veces, el Rey Mono era muy ingenioso.

—Si tenéis que ir a las Ruinas Naranjas propongo que sea Hyon quien os guie hasta allí —dijo Takeshi—. Es un lugar de difícil acceso.

—¿Él? —protestó Ryunosuke por lo bajo—. Pero si es imbécil...

—¿Quién es Hyon? —preguntó Einar.

—El Capitán de la Guardia del Tornado, un joven muy enérgico, tanto él como Qui-Shen y Ryunosuke forman parte de mi escolta personal, junto al Comandante y el Capitán de la Guardia del Huracán. Se conoce cada rincón de la República del Aire como la palma de su mano. Os aseguro de que no hay nadie mejor que él para mostraros el camino para llegar.

—Yo le conozco —comentó Artemisia—. Entrené con él en el manejo del aire, y me ayudó a recabar información sobre el Gran Dragón Blanco y sus seguidores.

Lukas llamó la atención de Takeshi tirando de la manga de su kimono como si fuera un niño pequeño, aunque más que anda lo hizo para molestar al hombre.

—¿Ryu se puede venir con nosotros también?

Takeshi suspiró, rodando los ojos.

—Sí, pero no vuelvas a tocarme. Es la última vez que te lo digo, Pelofuego.

Burlón, Lukas le hizo un saludo militar a Takeshi poniéndose firme, consiguiendo que el hombre tuviera que invocar a los dioses para pedirle paciencia, porque si no de seguro que mataría al chico.

Nada más ser avisado para que se presentara ante el Honorable Dirigente del Aire, Hyon corrió a la Sala del Trono para presentarse ante Artemisia y los demás, prometiendo volcarse en la misión que le había encomendado Takeshi; guiar al grupo hasta las Ruinas Naranjas, pues a pesar de que todo el mundo sabía dónde estaban, no todos eran los que conocían los intrincados caminos que llevaban hasta ellas.

ALPHA || El hijo del dragón y la leyenda del rey mono [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora