Aquel chico me miraba sin pestañear. Con solo mirarme parecía que me tocaba de la cintura para abajo. En ese momento aproveché para bajar mi falda levantada.
Debía romper estos miramientos, porque me iba a orinar. No estaba acostumbrada a que me miren con detenimiento. Debía ir a clases, pero como podía zafar de un chico tan campechano y de rostro bonito. Sus ojos escondían una mística que se hallaba en un baúl sin candado.
En este ambiente taciturno hasta mi nerviosismo hacía ruido.
El chico terminó de mirarme. Le faltaba poco para desnudarme con la mirada.
Se movió en dirección a la mesa con alimentos y se sentó. Yo solo lo miré, mientras se preparaba para engullir bocado. Era ambidiestro o es que era capaz de comer hasta con su codo.
Avancé unos pasos y dije:
—¿Puedo preguntarte por tu nombre?
Abrió la boca y dijo:
—¿No quieres un poco?
—No... Yo tengo para comer. No te preocupes.
Dicho esto, el chico devoró su alimento como si hubiera salido de un piquete de huelga.
Al poco rato volví a preguntar.
—¿Puedo saber tu nombre?
—Esta bien...
"Por fin".
—Me llamo...
—¿Sí?
—Ly... San...
—¿Qué?
—Der...
—¿Lysander?
—Sí, niña.
"¡Qué bonito nombre!".
Lysander tomó su gaseosa como si fuera la última. Yo me preguntaba qué hacía un chico como él, en una cuarto colmado de escombros y oscuridad. Si comía aquí, ¿este era su hogar?
—Lysander, debo irme...
—Ah, vale, niña...
—Estarás aquí, ¿siempre? —pregunté.
—Sí, niña. Mañana, tal vez salga.
—Está bien... Te veré luego.
—Ah, vale, niña.
Este chico me dejó más dudas que respuestas.
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Secreto de bragas ©️
HumorUna estudiante aficionada a Yandere Simulator y un chico con sed de venganza, unirán fuerzas en busca de una braga que será el inicio de un pleito de mucha resonancia en el colegio. Contenido maduro (+17).