Capítulo 2

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Lo que me preocupaba no era el profesor de matemáticas, sino el maldito viento del demonio. Llegar al curso sin mostrar los calzones era una proeza digna de contarla.

¡Odio las faldas! ¡Las odio como nunca! ¡Invento de una mujer cruel!

Miré la hora; no era muy tarde. Me iba a tomar tiempo idear un plan para esconder mis bragas.

Caminé lentamente, cubriéndome con la tela. Mis piernas temblaban y mi falda quería levantarse contra mi voluntad. A poco de llegar, una ráfaga de viento me levantó la falda, incluso llegué a verla a la altura de mi cuello. Tenía la falda totalmente levantada y a la vista de una persona de otro planeta.

Esto fue peor que lo que le sucedió a una chica de calzones celestes.

Afortunadamente, los alumnos no me miraron. Me sonrojé por el incidente y por mostrar mis bragas a nadie.

Llegué a clases y mi compañera Alisa me dijo:

—Niña, tienes la falda enganchada a tu mochila...

¡Dios mío!

El profesor caminó por el corredor y yo me volteé y al querer destrabar mi falda la rompí y solté un grito.

Mi día no podía comenzar de mejor manera.

Secreto de bragas ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora