Capítulo 10

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Comenzó un nuevo día y hoy debía ver muchas bragas con el fin de ayudar a Lysander en su cometido. Aunque no me gustara, debía de hacerlo por... En realidad no sé que quería de Lysander, si su amistad u otra cosa.

Llegué puntual y fui a ver a Lysander a su refugio oscuro y sibilino. Nadie era puntual, así que probablemente debían darme un premio por ser una niña responsable.

Toqué su puerta repleta de calcomanías y esperé unos segundos. Supuse que estaba en un sueño comatoso y húmedo.

Volví a tocar y descubrí que la puerta estaba semiabierta. Era tonta cuando estaba a punto de verlo.

—Hola —dije con animosidad.

Bajé la mano y vi a Lysander peinándose.

—Hola, niña, ¿cómo va todo? —dijo él con esa adorable voz.

—Bien... —dije—. E irá mejor cuando esté contigo —susurré.

—¿Qué dijiste, niña?

—Nada, nada —Sonreí.

—¿Estás lista?

—Sí, ¿ya desayunaste?

—Todavía no... Acabo de tirar una hamburguesa en mal estado. Aún no quiero enfermarme con salmonelosis.

—¿Aún? Niño gracioso.

Tenía cargado el celular al 70%, por si las dudas.

Lysander y yo esperamos con ansias el recreo. Solo había uno y debíamos sacarle todo el partido. Ya las clases pasaron a segundo plano.

El timbre sonó con un estruendo despabilador y salimos corriendo del aula en busca la braga Ayleen.

Llevamos el asunto estratégicamente para no acabar en la oficina del director.

Jugamos al piedra, papel y tijeras. Lysander perdió y se situó debajo de las escaleras y yo elegí estar en el segundo piso.

Nos deseamos suerte y empezamos.

Al subir vi a un grupo de tres chicas parloteando y me acerqué a una de cuclillas, pero no podía ver nada. Refunfuñé y me alejé antes de que se dieran cuenta.

Luego tuve una idea. Saqué el celular y abrí la cámara. Me acerqué agachada a una chica despistada que salía y le tomé una foto de sus bragas.

La foto se guardó y lo revisé lejos del alumnado.

Abrí la galería y vi la braga. No era la braga Ayleen, era otra braga con estampados de corazones. Me decepcioné y casi hago un berrinche.

La foto ya no me servía. En esta escuela no existía ninguna Info-chan. Así que lo borré y lo intenté otra vez.

Me acerqué a otra alumna de falda corta y le tomé otra foto. Luego lo vi y tampoco era la braga que buscaba. Ya solo quedaban cinco minutos de recreo.

Fui abajo para ver cómo iba Lysander.

El niño estaba comiendo un emparedado mientras varias chicas subían las escaleras en falda corta. No tenía necesidad de agacharse para ver.

De pronto un chica parlanchina le habló, cuando él estaba a punto de buscar la braga de una chica que iba subiendo.

Ambos se quedaron hablando por treinta segundos. Era mucho para mí. No hacía calor, pero la sangre empezaba a hervir.

Luego de su parloteo, bajé a decirle algo.

—Lysander...

—¿Qué pasa, niña?

—Mejor yo me quedo abajo y tu vas arriba.

Secreto de bragas ©️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora