Tres.

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Luzu abrió la puerta del coche para bajarse de éste. Sonrió, cargado de bolsas de la famosa tienda de ropa a la que habían ido.

- Bien, deja eso ahí. — dijo Mangel, con sus gafas de sol negras y de cristales teñidos de celeste.

- ¿A donde me llevas ahora? — inquirió, con una sonrisa.

- A recoger a Maya y después a comer un helado. — contestó, echandole un vistazo a su telefono.

Luzu asintió, sonriente. Subió hasta su apartamento.

La hija de Mangel, Maya, era una niña encantadora. Muy dulce, pero toda una experta en negocios a tan corta edad, como su padre Rubén.

Pero cuando se divorciaron, la niña pasaba dos semanas con su padre Rubén y otras dos semanas con Mangel.

Volvió a bajar una vez dejó sus bolsas allí. Subió al coche.

Mangel cambió de marcha y ambos cogieron rumbo hacia la lujosa casa de Doblas.

Miró de reojo a su amigo a mitad de camino. Se podía ver como tenía una especie de tic en la pierna, ya que no paraba de moverla inquieta.

- ¿Estás nervioso?

- No, no es eso. — dijo.

- Tienes una especie de tic en la pierna, Miguel.

- Es por la rabia que me da verlo. — gruñó — Se cree Don Perfecto. Con sus sirvientas, coche, casa de Malibú... ¿Te conté lo que hizo el desgraciado la otra semana?

- No. — murmuró.

- Le compré un regalo a Maya, un enorme peluche de conejo blanco. Y, ¡sorpresa! Él le regaló un conejo de verdad.

Luzu no sabía que responder.

- Oh, mh... Que bien, ¿no?

- ¡Tiene solo 6 años! ¡No sabe cuidar ni de un peluche, Dios! — exclamó. Luzu asintió rapidamente, levamtando sus manos en forma de calma.

- Vale, vale, está bien... — susurró —

Suspiró. Se pasó una mano por el cabello, algo angustiado.

- Lo siento, Luzu. Es solo que... el otro día Maya me habló sobre la pareja de Rubén.

Luzu encarnó una ceja. Le extrañaba que Rubén tuviese pareja, ya que siempre usaba la excusa de 'es que no temgo tiempo, Mangel'.

- ¿Pareja? ¿Lo dices en serio? — inquirió. Mangel asintió — ¿Que te dijo?

- "Papá, ¿por qué no te pones un vestido tan lindo como el que lleva la novia de papá? ¡Creo que así puede que le gustes mucho más!" — imitó la voz de su hija. Suspiró, se removió incómodo — Le dije que no, que todo había terminado. Se enfadó, no sé porqué.

- Es normal, supongo.

Mangel se masajeó sus sienes con una mano mientras con la otra manejaba el volante. Luzu lo inspeccionó mejor.

- Espera... ¿Cuál es el problema aquí, Mangel?

- No quiero que Maya piense que tenga oportunidades con Rubén, se acabó todo.

Luzu asintió, sonriendole a su amigo. Le gustaba el caracter de su gran amigo: fuerte, decidido, independiente... Algo que Luzu no era, o eso creía.

Aunque, Mangel nunca fue así. Todo aquel cambio en su personalidad se vió afectada cuando descubrió que Rubén lo engañaba con una chica. ¡Y claro que no se iba a quedar callado!

Lo dejó, se divorció de él. Pelearon por la custodia de su hija, y a día de hoy siguen cabreados.

- Dejemos de hablar del capullo de mi ex marido. — suspiró Mangel con aires de orgullo. Se recompuso rapidamente — Creo que los pantalones que te compraste te quedaban fenomenal.

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