“ (...) Paso siete, este es el más dificil.
Si me eres infiel, morirás.
Morirás. ”
Luzu se había despertado a causa de que alguien llamaba a la puerta de su apartamento. Eran la una de la mañana, y pensó que tal vez era un asesino que vendría a matarlo.
Con su pijama de mangas cortas y sus pantuflas de patas de oso puestas, caminó hacia la puerta a paso lento. Agarró el picaporte y lo giró, sintiendose aún adormilado.
Y cuando vió a la persona que tenía en frente, prefirió que hubiera sido Jack El Destripador mil veces antes.
- ¿Tú...que haces aquí? — Luzu no sabía como reaccionar. No sabía si empezar a gritar o simplemente cerrarle la puerta de un portazo.
- Yo...mh, hola. — susurró Ismael.
Luzu se cruzó de brazos, esperando con una ceja encarnada. Sin saber cómo demonios reaccionar ante aquello. Ni Yahoo Respuestas le podría ayudar.
- B-Borja, lo siento mucho. — comenzó a tartamudear, con la voz algo frágil — No pensé en las consecuencias y problemas, lo siento mucho.
A Luzu se le pasó vagamente la idea de darse cabezazos hasta romper la pared o caer inconsciente.
Probablemente lo habría hecho de no ser porque era la una de la mañana y aún se sentía dormido. Con los ojos entrecerrados y con una mueca de confusión, Luzu habló:
- Ismael... ¿cómo coño sabes donde vivo?
- Bueno... Raúl siempre hablaba de ti. — susurró tímido — L-Lo que quería decirte es que... lo siento mucho. Todo es culpa mía, obligué a Raúl.
Luzu no daba crédito a lo que sus oídos estaban escuchando.
- Lo drogué la primera vez. — lágrimas comenzaron a rebalar por sus mejillas. Hipidos comenzaron a salir por su boca. — Al día siguiente me dijo que no quería saber nada de mí. ¡E-Entré en pánico, él me gustaba mucho y...y...!
- Ismael... ¿qué hiciste?
El joven miró a Luzu con vergüenza, siendo incapaz de mirar a aquel chico a los ojos. Sentía demasiada culpa.
- L-Le dije que estaba embarazado.
Y aquello fue un cubo de agua helada para Luzu. Sintió las inmensas ganas de asesinar a aquel ser humano que tenía delante, si es que se le podía considerar aún humano a pesar de su oscura alma.
¿Que clase de horrible persona haría eso?
Permaneció en silencio, controlando su instinto asesino. Soltó un largo suspiro, cargado de agobio. Se llevó el dedo pulgar e índice al puente de su nariz.
- ¿N-no...vas a decir nada?
- Bueno, es que no sé que quieres que diga. — habló — ¿Que te perdono por arruinar mi relación con mi prometido? ¿Que no estoy enfadado y que todo se arreglará? Eso solo ocurre en las peliculas, Ismael. — se apoyó en su puerta, desviando su mirada.
- Está muy arrepentido, y yo más. — dijo, con su voz temblando.
- ¿De veras? Me alegro, debería de hacerlo. — comentó — A ver si me aclaro... ¿Por qué estás aquí? ¿Acaso la culpa no te permite dormir, no te permite acostarte con Raúl, no te permite seguir con tu juego?