Veintiuno.

2.9K 346 156
                                    

Mangel se removió entre las sabanas somnoliento. Abrió poco a poco los ojos, pestañeando repetidas veces. Bostezó.

Su cama estaba vacía a su lado, aunque aún tenía la hulla de que alguien hacía poco había estado tumbado ahí. Y ese alguien era su recién marido. Mangel solo estaba vestido por una camiseta de éste, una de un comcierto de Skrillex, la cual le llegaba hasta los muslos, más arriba de las rodillas.

- Buenos días, ¿cómo está el chico más guapo de todos? — oyó que hablaba Rubén, entrando a la habitación ya bañado.

No llevaba su camiseta, solo tenía unos pantalones y unas zapatillas. Su cabello aún estaba mojado y despeinado, por lo que Mangel supuso que acababa de terminar de darse una ducha matutina.

- Aún con sueño. — rió, estirando sus músculos. Sonrió relajado, cerrando los ojos. — Y con los muslos ardiendo.

- Oh vamos, ¿tan malo fuí ayer? — Rubén sonrió pícaro, hincando su rodilla en el colchón de la cama para a continuación inclinarse hacia el menor.

El pelinegro sonrió enamorado, abriendo sus ojos. Rubén estaba tan inclinado que estaba rozando sus labios con suavidad y dulzura sobre los de su esposo. Mangel pasó sus manos por los hombros del hombre de alta atura.

- Si no me dieses tantas cachetadss en los muslos, tal vez estaría mejor hoy.

- No puedo evitarlo, lo siento. — susurró Rubius, cerrando sus ojos y disfrutando del tacto de sus labios por la suave piel de Miguel. Desplazó sus labios hacia su mejilla, donde comenzó a repartir multiples besos cariñosos. — Me gustan demasiado tus muslos.

Dió una pequeña palmada en estos, Mangel gruñó mezclado con risa.

- Idiota.

Aquella pareja de tan solo cinco semanas de recién casados era la más feliz. Deseaban y creían qe su amor duraría toda la eternidad, o hasta que la muerte los separase.

Rubén había conseguido comprar una casa junto a Mangel, y ahora ambos vivían juntos en Madrid. Mangel trabajaba

- ¿Por qué demonios te gusta ducharte a las nueve de la mañana? — pregutó Mangel burlón. No pudo evitar preguntarlo, Rubén olía tan bien con esa colonia masculina.

Rubén, que estaba repartiendo besos cariñosos por el cuello del menor, levantó la cabeza. Aquellos besos hacían que Mangel sintiese unas cosquillas tan satisfactorias que sentía morir ahí mismo.

- La gente normal lo hace, cariño mío. — le dijo.

- Mentira. Lo que pasa es que tú estás loco. — rió divertido. Una sonrisa tierna se hizo presente en sus labios. Acunó el rostro de Rubén entre sus manos. — Tengo a un marido loco.

- Y también guapo. Que no se te olvide, precioso. — le dijo.

Hacía tan solo unos cinco semanas que se habían casado, y ambos tenían una especie de broma entre ellos de llamar al otro siempre por “marido”.

Decidieron que, tras muchos besos cariñosos y alguna que otra mano traviesa, ya era hora de comenzar el día. Mangel debía de ir a la cafetería a trabajar junto con Alex y Rubén seguramente iba a la empresa.

Miguel caminó hacia la ducha. Se comenzó a desnudar mientras el agua se calentaba. Rubén se asomó.

- Bonita vista, ¿puedo meterme otra vez a bañar, pero contigo a tu lado?

El menor entró a la ducha, miró a Rubén con diversión. Encarnó una ceja, le encantaba que Rubén fuese así.

- Pero si ya te ha bañado. Además, ¿no se supone que vas a la oficina?

Rubén negó, quitandose una camiseta informal que se había ouesto hace poco.

- Me he pedido el día libre para poder estar contigo. — dijo. Dejó la camiseta sobre la tapa del báter, se quitó las demás prendas. — Tom me dejó el día libre.

- Mh, ¿que hiciste para convencerlo?. — Mangel preguntó mientras cerraba sus ojos, dejando que el agua cayese por su rostro.

- Simplemente le dije que necesitaba un descanso. — se acercó a Mangel por la espalda, abrazandolo y cubriendo el cuerpo de Mangel. Era algo que a Rubén le encantaba hacer. El cuerpo de Mangel era tan delgado y bajo de estatura que Rubén amaba abrazarlo.

Mangel solo soltó un “Mh”, adormilado. Estaba tan a gusto gracias al agua caliente y sentir a Rubén abrazarlo por la espalda, que podría pasar todo el día ahí, aunque se quedase como una pasa y la factura del agua subiría de una manera descabellada.

Pasaron todo el día juntos, relajados y dandose cariños mutuamente. Para evitar cualquier aburrimiento, Rubén inventó una especie de teatro con Raspy para impresionar a Mangel. Aunque el teatro tuvo un fallo y Raspy le arañó toda la palma de la mano derecha al noruego.

Mangel tuvo que desinfectarle la herida y ponerle una venda para evitar que cogiese el tétano o cualquier otra enfermedad. Y es que Rubén era demasiado despistado.

A la hora de la cena, estuvieron discutiendo un largo rato sobre a cuál restaurante de comida iban a pedir. Rubén insistió en que la comida china era la gloria de los Dioses, aunque Mangel prefería la mexicana por el sabor picante.

Finalmente decidieron pedir a ambos, y la cantidad de comida fue tan grande que Rubén y él hicieron un juramento de que, si volvía a ocurrir otro caso como ese, simplemente comerían pizza. Porque a todo el mundo le gusta la pizza, ¿no?























Vengaaaa, un poquito de nostalgiaaaa.

¿Sabeis que hago para no llorar mientras escribo Rubelangel, aun sabiendo que está más desaparecido que la zapatilla que perdió Jesucristo en el desierto?👊😔

Imagino que el el causante de estas sonrisas, es Mangel:








/cries in spanish.

Wn, antes era real. Ahora no es lo mismo al escribirlo, siento como que los obligo.

Also, vOY A HACER EL FIC DE LOLITO X MANGEL.

P. D: Voy a matar a mi vecino. Os lo juro, no aguanto más a ese mocoso.

AH, POR CIERTO.

¿Alguien que quiera hacer un dibujito de rubelangel, Mangel pasivo? ;n;
Lo haría yo, pero me han castigado y tecnicamente lo que estoy haciendo [entrar en Wattpad y actulizar] es ilegalisimo 😔✌

Hey, Auron...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora