Diecinueve.

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Rubén entró a aquella sala del hospital. Sus cortinas estaban corridas y la habitación estaba totalmente limpia.

En sus manos, llevaba una rosa con el nombre de “Linda” en una etiqueta.

Sonrió al ver a la mujer que estaba recostada en la camilla, enchufada a tantos cables que la mantenían con vida.

- Hey, pero bueno, ahí está la mujer más bella de todo el mundo. — saludó animado. Sonrió con su caracteristico orgullo — Quiero decir, de algún lado debí de haber sacado toda esta belleza ¿no?

Su sonrisa se desanimó un poco. La mujer mayor recostada no respondió, su mirada seguía fija al techo. Estirada y quieta como un vegetal.

- ¿Que tal estas, mamá? — le preguntó, suave. Silencio. — Yo perfecto, como siempre.

Silencio. Su madre siquiera lo miraba, tan solo permanecía su mirada perdida fija al techo.

Rubén suspiró. Sabía que su madre jamás volvería a hablar. Aunque él siempre estaría hablando con ella.

O al menos hasta qje llegase la hora...

Arrastró una de las sillas hasta estar al lado de su mayor progenitora. Le sonrió, animado y emocionado.

- Escucha esto, me han ofrecido ser el encargado de hablar con los creadores de Apple. — dijo, con emoción en sus ojos — ¿No es genial? Aunque tiene sentido, ¿qué mejor persona que yo hay cualificada para eso?

Su madre emitió un pequeño sonido, que cada vez estaba siendo muy poco frecuente en ella. Culpa del alzehimer.

Rubén tragó saliva, le dolía ver a su madre así. Carraspeó.

- S.. Si, así es mamá... — la mujer movió la cabeza levemente hacia el lado de Rubén, mirandolo. El mayor pudo ver en los ojos de su madre anciana la confusión al verlo. Lo estaba olvidando — Soy tu hijo... Rubén.

La mujer siguió sin responder, con su mirada perdida. Sabía que estaba empeorando cada vez más.

- Claro, no te preocupes. Lo haré genial, los convenceré de que firmen el contrato y me haré famoso. Todo por mi fan número uno. — le dijo, sonriendo y señalandola.

La puerta se abrió, dejando ver a una enfermera con una sopa en sus manos. Miró a Rubén neutral.

- Si bueno, ve y tómate la sopa, ¿vale? — musitó, dejó la rosa en la mesilla — Sé lo mucho que te gusta una sopa caliente.

Se levantó de la silla y se quitó la chaqueta. Miró a la enfermera y asintió, dandole un pequeño saludo.

- Vale, mh... Te quiero, mamá.— murmuró.

Al salir de la habitación, soltó un largo suspiro mezclado con gruñido cargado de frustración. Lanzó la chaqueta hacia una de las sillas y se sentó, hundiendo sus hombros.

Se frotó los ojos, no había dormido en horas a causa de la jodida presentación para los creadores de Apple.

Rubén ocultaba toda esa tristeza en una máacara de orgulloso y despiadado. Desde pequeño, Rubén aprendió a llamar la atención gracias a sus constantes sarcásmos y bromas que hacían reir a la gente.

Él era el pequeño de tres hermanos. Sus dos hermanos mayores, bueno... uno debe estar en Dinamarca, sin querer saber nada de su madre; y otro está muerto, murió en un atropello.

No llegó a conocer a su padre, así que siempre estuvo muy unido a su madre. Ella, ingeniera, le enseñó todo sobre el fascinante mundo de la tecnología.

El sueño de Rubén siemore fue viajar por el mundo, pero al ver que su madre estaba sola jamás quiso. Aunque en su cumoleaños número dieciocho, ella le regaló una beca para ir a España a estudiar.

Gracias a ese viaje, conoció a Mangel, y estaba eternamente agradecido por ello.

- Parece que este es el rincón de la miseria, ¿puedo unirme, señor Doblas?

Rubén levantó la mirada, encontrandose a Mangel.

- ¿Que haces aquí?

- Mi abuelo está ingresado aquí, ya sabes... péridida de memoria.

El mayor asintió. Suspiró. — Supongo que puedes sentarte.

El menor se sentó junto a él, soltando un largo suspiro. Y es que ambos estaban muy estresados.

- ¿Has... venido ha verla?

- S8.

- Como cada viernes...

- Así es.

Mangel no volvió a hablar. Sabía que a Rubén no le gustaba hablar de su madre, y él lo respetaba.

- ¿Cómo...está?

- Bien, supongo. — rascó su nuca. —  ¿Y tu abuelo?

- Pérdida de memoria. Cree que Maya aún y es bebé, y lo peor de toeo, que seguimos casados.

- ¿Eso existe? — frunció el ceño.

Mangel lo miró mal, con ojos entrecerrados. — ¿Crees que bromearía con algo así, y aún más tratandose de mi abuelo?

Rubén no contestó, solo asintió en forma de perdón. Suspiró.

¿En qué momento sus vidas habían dejado de ser felices como eran de adolescentes y estaban empezando a llegar tan malos momentos?

Es parte de la vida, de ir creciendo.










Yo, mh, lo siento.
No actualicé, im sorry :D

Bueee, me apetece hacer un preguntas y respuestas. He visto que hay gente que las hace y pues... ¿Por qué no nosotros?

Para preguntar cosas sobre mí, usa› #HolyShit,An.

Y pues, ya está xd.

P. D: ¿Os acordais de lo de Apex? Pues acabé metiendome en el fandom...

F por mi.

Hey, Auron...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora